En el oeste de Finlandia, un grupo de 75 mujeres de entre 18 y 70 años participa en un curso de supervivencia llamado Nasta, desarrollado para enseñar habilidades prácticas esenciales ante un posible conflicto con Rusia. Este curso es parte de un programa más amplio de la Asociación Nacional de Preparación de Emergencias de Mujeres, que ha visto un notable incremento en la participación desde la invasión rusa a Ucrania el 24 de febrero de 2022.
Los cursos de Nasta abordan temas como la construcción de fuegos, cocina al aire libre, primeros auxilios, y establecimiento de campamentos. Este conjunto de habilidades responde a la creciente ansiedad pública en Finlandia, un país que comparte una frontera terrestre de 830 millas con Rusia. La percepción de una amenaza inminente llevó a un aumento masivo en el interés por estos programas, tanto que el sistema de inscripción colapsó debido a la alta demanda.
Además de los cursos de supervivencia, la Asociación Nacional de Preparación de Emergencias de Mujeres ofrece 40 cursos adicionales en todo el país, que incluyen ciberseguridad, habilidades en la naturaleza y conducción de motos de nieve. La popularidad de estos programas no sólo destaca el aumento de la preocupación por la seguridad en Finlandia, sino también la voluntad de la ciudadanía de estar preparada para cualquier eventualidad.
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Dentro del contexto de preparación para emergencias, Finlandia cuenta con 50,500 bunkers disponibles para su población de 5.6 millones, remanentes de la era de la Guerra Fría. Además, ha habido un aumento considerable en la solicitud de licencias de armas. El gobierno ha respondido a este interés anunciando la apertura de más de 300 nuevos campos de tiro, lo que refleja una conciencia adicional sobre la defensa personal y comunitaria.
Aunque estos cursos son no militares, reciben financiamiento parcial del Ministerio de Defensa de Finlandia y respaldo de la Asociación Nacional de Entrenamiento de Defensa. Las participantes del curso Nasta también expresan mayor preocupación sobre la guerra híbrida, que incluye ciberataques y campañas de desinformación, más que el conflicto militar directo.
Por su parte, los servicios de inteligencia finlandeses continúan colocando a Rusia como la mayor amenaza a su seguridad nacional, señalando actividades de espionaje y de influencia maligna como principales riesgos.
La notable participación de mujeres finlandesas en este tipo de cursos no solo destaca su respuesta a la creciente ansiedad sobre la seguridad nacional, sino que también refuerza una tradición de preparación y defensa nacional en Finlandia, un país que históricamente ha tenido que estar alerta frente a su vecino oriental.