Un estudio dirigido por la Universidad de Southampton ha revelado la existencia de pulsos rítmicos de roca fundida que emergen del manto terrestre bajo la región de Afar, Etiopía, una zona crítica donde confluyen tres placas tectónicas: la árabe, la nubiana y la somalí. Los resultados, publicados en la revista Nature Geoscience, apuntan a que estos pulsos del manto están contribuyendo a la fractura progresiva del continente africano y al eventual surgimiento de un nuevo océano.
Los investigadores situaron el inicio de la actividad de rifting en el Golfo de Adén hace unos 35 millones de años, en el Rift del Mar Rojo hace aproximadamente 23 millones de años, y en el Rift Etíope Principal hace cerca de 11 millones de años. Durante el estudio se recogieron más de 130 muestras de rocas volcánicas en la región de Afar y el Rift Etíope Principal para analizar su composición y estructura.
Mediante técnicas avanzadas, incluyendo regresión semiparamétrica y clúster K-means, se determinó la presencia de una pluma asimétrica de manto caliente con bandas químicas repetidas, comparadas con "códigos de barras geológicos". Estas bandas varían dependiendo de las condiciones en cada uno de los rifts analizados.
El estudio detectó que los pulsos del manto se comportan de forma diferenciada según el grosor de la placa tectónica y la velocidad de separación. Por ejemplo, en el Rift del Mar Rojo, la profundidad de la discontinuidad de Mohorovičić (Moho) es de 16 kilómetros, mientras que en el Rift Etíope Principal alcanza los 31 kilómetros, lo que influye en la eficiencia con la que se desplazan estos pulsos y, consecuentemente, en la dinámica de separación continental.
La composición química de las muestras reveló variaciones en las relaciones isotópicas de plomo (Pb), estroncio (Sr) y neodimio (Nd), lo que evidencia la heterogeneidad del manto que alimenta la actividad geológica en esta zona. Según los autores, la evolución de estos pulsos profundos está estrechamente ligada al movimiento tectónico y a la actividad volcánica y sísmica en superficie, concentrando la actividad especialmente donde la corteza terrestre es más delgada.
Este hallazgo aporta una nueva perspectiva sobre el funcionamiento interno del planeta y su repercusión directa en los procesos geológicos de la superficie, al mostrar que los pulsos profundos del manto son determinantes en la dinámica tectónica y volcánica de la región que, en un futuro geológico, dará lugar al nacimiento de un nuevo océano en territorio africano.