En un descubrimiento calificado como extraordinario, un equipo de científicos ha logrado obtener información detallada sobre un mamut bebé apodado "Yana", encontrado en el permafrost de Siberia en 2024. El ejemplar, considerado el mejor conservado hasta la fecha, murió hace más de 130,000 años, mucho antes de la llegada del Homo sapiens a esta región.

El cuerpo de Yana presenta un nivel de conservación notable que incluye piel de color gris-marrón, mechones de pelo rojizo, trompa curvada, patas robustas similares a las de un elefante moderno y órganos internos parcialmente intactos como el estómago y los intestinos. Este nivel de preservación permitió realizar análisis significativos sobre su entorno, dieta y los microorganismos de su tiempo.
La necropsia de Yana fue realizada en marzo de 2025 en el Mammoth Museum de la Universidad Federal del Noreste en Yakutsk, con un equipo de científicos equipados con trajes estériles, mascarillas y gafas de protección. Durante horas, los expertos examinaron y recolectaron muestras de tejidos para análisis genéticos y microbiológicos. Las incisiones efectuadas en la piel y el interior del cuerpo emanaron un olor descrito como una mezcla de carne y tierra fermentada.

Uno de los hallazgos más relevantes fue la identificación de colmillos de leche en el mamut bebé, un indicativo de que Yana tenía más de un año al momento de su muerte. Médiante análisis genéticos, se determinó que Yana murió hace aproximadamente 130,000 años, superando la estimación inicial de 50,000 años. En cuanto a la causa de su muerte, aún no ha sido establecida, aunque se descarta la intervención humana debido a que los Homo sapiens no llegaron a Siberia hasta 28,000 o 32,000 años después.
Además de su rareza, el descubrimiento de Yana destaca por ser una consecuencia del deshielo del permafrost, un fenómeno cada vez más frecuente derivado del cambio climático. Los científicos están investigando posibles riesgos biológicos, como la liberación de microorganismos antiguos atrapados en el hielo, que podrían representar peligros para los ecosistemas actuales. También buscan analizar restos de plantas y esporas encontrados en los órganos del mamut para obtener más datos sobre su entorno y dieta.

El hallazgo de Yana no solo aporta información sobre la fauna de la época, sino también sobre los cambios ambientales que están exponiendo restos de animales extintos con un nivel de detalle sin precedentes. Cada hallazgo pone de manifiesto las conexiones entre los ecosistemas del pasado y los problemas ambientales actuales.
El deshielo del permafrost ha permitido descubrir restos increíblemente bien conservados de especies extintas. En algunos casos, los científicos han logrado recuperar ADN extraíble con el potencial de avanzar en estudios genéticos e incluso programas de clonación de especies perdidas.