India lanzó el 7 de mayo de 2025 la "Operación Sindoor", una ofensiva aérea que involucró aproximadamente 80 aviones militares dirigidos a nueve ubicaciones en la región de Cachemira administrada por Pakistán y en la provincia de Punjab. El objetivo principal fueron campamentos de formación pertenecientes a los grupos Lashkar-e-Taiba y Jaish-e-Mohammed, señalados por India como responsables del atentado previo en Cachemira, en el que murieron 25 turistas hindúes y su guía.
Según fuentes indias, los ataques causaron la muerte de al menos 31 personas, incluidos varios niños, y dejaron decenas de heridos. Desde Pakistán, las autoridades reportaron 26 civiles muertos y acusaron a India de provocar una crisis humanitaria en la zona. El gobierno pakistaní calificó los bombardeos de "ignición de un infierno", mientras que el ministro de Relaciones Exteriores, Ishaq Dar, advirtió que Pakistán respondería “a cualquier extremo” y subrayó que la represalia sería “medida, proporcional y responsable”.
Horas después de los ataques, estallaron intensos enfrentamientos a lo largo de la línea de control, que separa los territorios disputados, resultando en al menos 12 civiles muertos en el lado indio y cinco en el lado pakistaní. La escalada ha elevado la preocupación internacional debido a que ambas naciones poseen aproximadamente 170 ojivas nucleares cada una.
La situación en las zonas fronterizas se ha agravado, obligando a la evacuación de habitantes cercanos a la línea de control. Testimonios recogidos describen el impacto devastador de los bombardeos en hogares y campos agrícolas, así como la vida bajo “lluvia de fuego de artillería”, que ha forzado a cientos de personas a permanecer en refugios improvisados, bajo condiciones de extrema ansiedad y peligro.
En el plano internacional, países como Estados Unidos, Reino Unido, China, Irán y Emiratos Árabes Unidos han urgido a ambas partes a evitar una escalada mayor y buscar soluciones diplomáticas. Sin embargo, Pakistán ha expresado insatisfacción por la ausencia de una intervención significativa particularmente por parte de la administración de Donald Trump, a la que acusa de negligencia en su papel mediador. Frente a esto, Islamabad solicitó una investigación independiente sobre los bombardeos en Cachemira.
El pulso militar, las declaraciones de retaliación, el desplazamiento masivo de la población y la falta de mediación efectiva han incrementado la volatilidad en una de las fronteras más militarizadas del mundo, marcando uno de los episodios más críticos en las relaciones indo-pakistaníes de los últimos años.