Un equipo internacional de investigadores liderado por Sandra J. Geiger, de la Universidad de Viena, analizó el impacto de vivir cerca o visitar la costa sobre la salud autoinformada de más de 15,000 personas provenientes de 14 países europeos —entre ellos España, Reino Unido, Alemania, Italia y Francia— y Australia. Los hallazgos, publicados el 25 de mayo de 2023 en la revista Communications Earth & Environment, destacan una relación importante entre los entornos costeros y la salud, aunque los beneficios no logran reducir las brechas de salud derivadas de desigualdades económicas.
La investigación, realizada como parte del proyecto financiado por la Unión Europea "Seas, Oceans, and Public Health In Europe", se basó en un enfoque bayesiano para evaluar datos sobre proximidad al mar, frecuencia de visitas y salud autoinformada. Más de 13,620 participantes aportaron datos sobre la proximidad de sus viviendas a la costa, y 14,702 reportaron su frecuencia de visitas a entornos costeros.
El análisis reveló que vivir en entornos costeros presenta una relación fuerte con la mejora de la salud. Al vivir a menos de 1 km de la costa, las personas reportan mejoras de hasta un 37.9% en su salud en comparación con aquellas que residen a más de 100 km. Esta proporción disminuye a medida que la distancia aumenta, siendo de un 6.7% a 2-5 km y de un 18.2% a 50-100 km de la costa.
Esto significa que vivir cerca del mar está vinculado a una mejor salud, y ese efecto se reduce mientras más lejos se viva.
La mejoría se traduce en un incremento de 0.02 desviaciones estándar (SD) en la salud por cada unidad de cercanía al mar, respaldado por una sólida evidencia estadística (BF+ = 82.33).
Una desviación estándar (SD) es una forma de medir cuánto mejora algo. 0.02 no es un cambio grande, pero es constante. El BF+ es una medida de certeza estadística: 82.33 indica que el resultado es muy confiable.
Por otro lado, la frecuencia de visitas a la costa también desempeña un papel crucial en la salud percibida. Según el estudio, quienes visitan la costa al menos una vez por semana son 2.60 veces más propensos a describir su salud como "muy buena" (12.4%) y 1.36 veces más proclives a considerarla "buena" (47.8%), en comparación con quienes no la visitan.
Cuanto más seguido se visita la costa, mayor la probabilidad de que una persona diga que se siente bien de salud.
Este efecto se traduce en un incremento promedio de 0.11 SD por cada unidad de aumento en la frecuencia de visitas, con evidencias estadísticas altamente significativas (BF+ → ∞).
0.11 SD es un cambio moderado. El BF+ que tiende a infinito indica evidencia estadística extremadamente sólida, sin margen de duda.
El estudio también examinó la interacción entre estos beneficios y los ingresos económicos. Si bien se observó que la relación entre el ingreso y la salud es más fuerte cerca de la costa (BF+ = 39.68), los datos no respaldan la hipótesis de que las visitas frecuentes mitiguen dichas desigualdades (BF+ = 1.08).
Vivir cerca del mar no elimina las diferencias de salud entre personas con distintos niveles de ingreso. El BF+ de 1.08 indica que no hay evidencia fuerte para afirmar que ir seguido a la playa reduce esa desigualdad.
Esto sugiere que la proximidad y el acceso a entornos costeros no compensan las barreras estructurales relacionadas con el nivel socioeconómico, y las personas con menores ingresos podrían no experimentar los mismos beneficios.
La investigación concluye que el acceso a entornos costeros podría usarse como estrategia para promover la salud pública, pero subraya la necesidad de enfocarse en políticas que mejoren la equidad en el acceso, especialmente entre comunidades de bajos ingresos. Aunque la costa puede ser beneficiosa para la mayoría, no soluciona por sí sola las desigualdades en salud vinculadas al nivel socioeconómico.
El artículo fue dirigido por Sandra J. Geiger, acompañada de Mathew P. White, Sophie M. C. Davison y otros investigadores, demostrando cómo los entornos naturales pueden ser cruciales en la salud pública. Sin embargo, los resultados plantean preguntas sobre la desigualdad de acceso a estos beneficios y destacan la necesidad de intervenciones más específicas para abordar disparidades económicas. Para más información, el estudio completo está disponible bajo el título *Coastal proximity and visits are associated with better health but may not buffer health inequalities*, y puede consultarse en la revista citada.