El Tratado de Kensington, firmado por el primer ministro británico Keir Starmer y el canciller alemán Friedrich Merz, compromete a ambos países a considerar que una amenaza contra uno será respondida como una amenaza contra el otro, incluyendo el apoyo militar directo en caso de ataque armado. El acuerdo consolida y amplía la cooperación militar bilateral previa, establecida por un pacto de octubre de 2024 que ya contemplaba ejercicios conjuntos y desarrollo de armamento avanzado.
Una de las disposiciones más destacadas es el compromiso de Alemania de aumentar su gasto en defensa al 3,5% de su PIB antes de 2029, lo que constituye el mayor fortalecimiento militar en territorio alemán desde el final de la Guerra Fría. Además, el tratado abarca cooperación en áreas más allá del sector militar, incluyendo energía, economía y migración, así como medidas para agilizar la movilidad de estudiantes y profesionales entre ambos países y esfuerzos conjuntos para combatir el tráfico humano.
La firma se produce en un entorno geopolítico donde la percepción de una reducción en el apoyo estadounidense a Europa, derivada de la política internacional del presidente Donald Trump, y las acciones de Rusia bajo Vladimir Putin han impulsado a los países europeos a buscar mayor autonomía en materia de defensa. El histórico acuerdo, el primero de carácter formal y codificado entre Berlín y Londres desde la Segunda Guerra Mundial, también busca superar las diferencias surgidas tras el Brexit y revitalizar la cooperación bilateral.
En la ceremonia de la firma, Friedrich Merz enfatizó la importancia estratégica de la colaboración entre Alemania y Reino Unido en temas de seguridad, mientras Keir Starmer destacó la coordinación en el apoyo a Ucrania como ejemplo del fortalecimiento de la alianza. El Tratado de Kensington constituye así un paso significativo en la reconfiguración actual de las alianzas europeas y establece un nuevo marco de referencia en las relaciones entre ambas potencias.