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Bombardeos y desplazamientos masivos en Gaza tras el fin del alto el fuego: “Israel quiere que no nos quede voluntad y nos rindamos”

El reinicio de los bombardeos israelíes después del cese temporal del alto el fuego con Hamás ha provocado un incremento en los desplazamientos masivos en Gaza, impactando gravemente a la población civil. La situación humanitaria se deteriora aún más, con escasez de combustible, altos costos de transporte y órdenes de evacuación forzadas en múltiples regiones.

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Bombardeos y desplazamientos masivos en Gaza tras el fin del alto el fuego: “Israel quiere que no nos quede voluntad y nos rindamos”

El reinicio de los bombardeos israelíes después del cese temporal del alto el fuego con Hamás ha provocado un incremento en los desplazamientos masivos en Gaza, impactando gravemente a la población civil. La situación humanitaria se deteriora aún más, con escasez de combustible, altos costos de transporte y órdenes de evacuación forzadas en múltiples regiones.

“El desplazamiento es otro tipo de muerte”

– Expresó Abu Mohammed Salout, mecánico de 62 años afectado por la crisis.

21/3/2025

El final del alto el fuego entre Israel y Hamás ha desatado una nueva ola de bombardeos en Gaza que, en el primer día, causaron más de 400 muertos, según fuentes locales. Esta intensificación de las hostilidades ha derivado en un aumento exponencial de desplazamientos forzados, mientras las tropas israelíes emitieron órdenes de evacuación para varias localidades, calificadas como "peligrosas zonas de combate". Las áreas afectadas incluyen 19 barrios, de los cuales 13 están en el norte y 6 en el este de Jan Yunis, informó la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).

Familias como la de Abu Mohammed Salout, un mecánico de 62 años, han sido desplazadas por octava vez desde el inicio de la guerra en diciembre de 2023. Salout intentaba huir de Jan Yunis hacia una región más segura cuando se quedó sin combustible, debido a su escasez generalizada en el mercado y su acaparamiento por parte de comerciantes para elevar los precios. Pese a los esfuerzos por buscar diésel en el mercado negro, los costos siguen representando una barrera significativa. El precio promedio del transporte dentro de Gaza ha alcanzado los 250 dólares por trayecto corto, una suma desorbitada para muchas familias.

La pareja de Mohammed Asfour y su esposa, Thuraya, también ejemplifican el drama humanitario. Actualmente refugiados en instalaciones de Naciones Unidas, recuerdan los bombardeos incluso durante el período de tregua. Su historia contrasta con la de Abu Omar Mohieddin, quien dejó Rafah para llegar a Jan Yunis, describiendo la última noche en su ciudad como un "infierno" entre llamas y explosiones constantes.

En medio de este panorama, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, afirmó su intención de continuar las negociaciones sobre rehenes "bajo el fuego" e intensificar las operaciones militares, mientras acusa a Hamás de rechazar propuestas de alto el fuego. Analistas como Thaer Abu Atiwa señalan que esta postura podría formar parte de una estrategia política de Netanyahu para consolidar su posición en Israel, además de aumentar la presión sobre Hamás para un intercambio de prisioneros más favorable para Israel.

En paralelo, grupos de derechos humanos han denunciado el mantenimiento del bloqueo israelí sobre productos básicos, a pesar de la tregua reciente que permitió la entrada limitada de alimentos. Críticos sugieren que los desplazamientos masivos podrían ser parte de un esfuerzo deliberado para provocar la salida migratoria de los habitantes gazatíes hacia el Sinaí en Egipto.

El impacto psicológico de estos continuos desplazamientos ha sido devastador para la población civil. Abu Mohammed Salout describe esta experiencia como un "tipo de muerte", reflejo del agotamiento físico, emocional y económico que atraviesan cientos de miles de personas. Para algunos, continuar moviéndose apenas unos kilómetros al este o al sur es una opción menos costosa que intentar viajes más largos, pero comprometen su futuro en medio de la destrucción.

Mientras las tensiones aumentan, la comunidad internacional sigue observando de cerca. Las condiciones de vida para los habitantes de Gaza, que ya eran precarias antes del conflicto, se han vuelto insostenibles bajo la presión de los constantes ataques, la falta de recursos esenciales y las políticas restrictivas de movilidad y reconstrucción. La población enfrenta decisiones críticas: permanecer en zonas amenazadas, reconstruir hogares en medio del conflicto o seguir desplazándose sin un destino claro.

Algo Curioso

“El desplazamiento es otro tipo de muerte”

– Expresó Abu Mohammed Salout, mecánico de 62 años afectado por la crisis.

Mar 21, 2025
Colglobal News

El final del alto el fuego entre Israel y Hamás ha desatado una nueva ola de bombardeos en Gaza que, en el primer día, causaron más de 400 muertos, según fuentes locales. Esta intensificación de las hostilidades ha derivado en un aumento exponencial de desplazamientos forzados, mientras las tropas israelíes emitieron órdenes de evacuación para varias localidades, calificadas como "peligrosas zonas de combate". Las áreas afectadas incluyen 19 barrios, de los cuales 13 están en el norte y 6 en el este de Jan Yunis, informó la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).

Familias como la de Abu Mohammed Salout, un mecánico de 62 años, han sido desplazadas por octava vez desde el inicio de la guerra en diciembre de 2023. Salout intentaba huir de Jan Yunis hacia una región más segura cuando se quedó sin combustible, debido a su escasez generalizada en el mercado y su acaparamiento por parte de comerciantes para elevar los precios. Pese a los esfuerzos por buscar diésel en el mercado negro, los costos siguen representando una barrera significativa. El precio promedio del transporte dentro de Gaza ha alcanzado los 250 dólares por trayecto corto, una suma desorbitada para muchas familias.

La pareja de Mohammed Asfour y su esposa, Thuraya, también ejemplifican el drama humanitario. Actualmente refugiados en instalaciones de Naciones Unidas, recuerdan los bombardeos incluso durante el período de tregua. Su historia contrasta con la de Abu Omar Mohieddin, quien dejó Rafah para llegar a Jan Yunis, describiendo la última noche en su ciudad como un "infierno" entre llamas y explosiones constantes.

En medio de este panorama, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, afirmó su intención de continuar las negociaciones sobre rehenes "bajo el fuego" e intensificar las operaciones militares, mientras acusa a Hamás de rechazar propuestas de alto el fuego. Analistas como Thaer Abu Atiwa señalan que esta postura podría formar parte de una estrategia política de Netanyahu para consolidar su posición en Israel, además de aumentar la presión sobre Hamás para un intercambio de prisioneros más favorable para Israel.

En paralelo, grupos de derechos humanos han denunciado el mantenimiento del bloqueo israelí sobre productos básicos, a pesar de la tregua reciente que permitió la entrada limitada de alimentos. Críticos sugieren que los desplazamientos masivos podrían ser parte de un esfuerzo deliberado para provocar la salida migratoria de los habitantes gazatíes hacia el Sinaí en Egipto.

El impacto psicológico de estos continuos desplazamientos ha sido devastador para la población civil. Abu Mohammed Salout describe esta experiencia como un "tipo de muerte", reflejo del agotamiento físico, emocional y económico que atraviesan cientos de miles de personas. Para algunos, continuar moviéndose apenas unos kilómetros al este o al sur es una opción menos costosa que intentar viajes más largos, pero comprometen su futuro en medio de la destrucción.

Mientras las tensiones aumentan, la comunidad internacional sigue observando de cerca. Las condiciones de vida para los habitantes de Gaza, que ya eran precarias antes del conflicto, se han vuelto insostenibles bajo la presión de los constantes ataques, la falta de recursos esenciales y las políticas restrictivas de movilidad y reconstrucción. La población enfrenta decisiones críticas: permanecer en zonas amenazadas, reconstruir hogares en medio del conflicto o seguir desplazándose sin un destino claro.

El final del alto el fuego entre Israel y Hamás ha desatado una nueva ola de bombardeos en Gaza que, en el primer día, causaron más de 400 muertos, según fuentes locales. Esta intensificación de las hostilidades ha derivado en un aumento exponencial de desplazamientos forzados, mientras las tropas israelíes emitieron órdenes de evacuación para varias localidades, calificadas como "peligrosas zonas de combate". Las áreas afectadas incluyen 19 barrios, de los cuales 13 están en el norte y 6 en el este de Jan Yunis, informó la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).

Familias como la de Abu Mohammed Salout, un mecánico de 62 años, han sido desplazadas por octava vez desde el inicio de la guerra en diciembre de 2023. Salout intentaba huir de Jan Yunis hacia una región más segura cuando se quedó sin combustible, debido a su escasez generalizada en el mercado y su acaparamiento por parte de comerciantes para elevar los precios. Pese a los esfuerzos por buscar diésel en el mercado negro, los costos siguen representando una barrera significativa. El precio promedio del transporte dentro de Gaza ha alcanzado los 250 dólares por trayecto corto, una suma desorbitada para muchas familias.

La pareja de Mohammed Asfour y su esposa, Thuraya, también ejemplifican el drama humanitario. Actualmente refugiados en instalaciones de Naciones Unidas, recuerdan los bombardeos incluso durante el período de tregua. Su historia contrasta con la de Abu Omar Mohieddin, quien dejó Rafah para llegar a Jan Yunis, describiendo la última noche en su ciudad como un "infierno" entre llamas y explosiones constantes.

En medio de este panorama, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, afirmó su intención de continuar las negociaciones sobre rehenes "bajo el fuego" e intensificar las operaciones militares, mientras acusa a Hamás de rechazar propuestas de alto el fuego. Analistas como Thaer Abu Atiwa señalan que esta postura podría formar parte de una estrategia política de Netanyahu para consolidar su posición en Israel, además de aumentar la presión sobre Hamás para un intercambio de prisioneros más favorable para Israel.

En paralelo, grupos de derechos humanos han denunciado el mantenimiento del bloqueo israelí sobre productos básicos, a pesar de la tregua reciente que permitió la entrada limitada de alimentos. Críticos sugieren que los desplazamientos masivos podrían ser parte de un esfuerzo deliberado para provocar la salida migratoria de los habitantes gazatíes hacia el Sinaí en Egipto.

El impacto psicológico de estos continuos desplazamientos ha sido devastador para la población civil. Abu Mohammed Salout describe esta experiencia como un "tipo de muerte", reflejo del agotamiento físico, emocional y económico que atraviesan cientos de miles de personas. Para algunos, continuar moviéndose apenas unos kilómetros al este o al sur es una opción menos costosa que intentar viajes más largos, pero comprometen su futuro en medio de la destrucción.

Mientras las tensiones aumentan, la comunidad internacional sigue observando de cerca. Las condiciones de vida para los habitantes de Gaza, que ya eran precarias antes del conflicto, se han vuelto insostenibles bajo la presión de los constantes ataques, la falta de recursos esenciales y las políticas restrictivas de movilidad y reconstrucción. La población enfrenta decisiones críticas: permanecer en zonas amenazadas, reconstruir hogares en medio del conflicto o seguir desplazándose sin un destino claro.

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