El reality show 'Squid Game: The Challenge', inspirado en el exitoso drama surcoreano 'Squid Game', ha sido el centro de una polémica reciente. Varios participantes del programa, representados por la firma de abogados Express Solicitors, han exigido compensaciones por lesiones que alegan haber sufrido durante la grabación. Estas lesiones incluyen hipotermia y daño nervioso, según informes de la firma legal.
Los concursantes compitieron por un premio de $4.56 millones en este spin-off, enfrentándose a desafíos físicos y mentales. Sin embargo, según los abogados, algunos participantes sufrieron lesiones debido a las largas horas de filmación en condiciones de frío extremo. Un portavoz del programa afirmó que la seguridad y el bienestar de los concursantes son una prioridad absoluta, aunque la firma de abogados sostiene que las lesiones son resultado de estándares deficientes de salud y seguridad en el set.
La controversia se intensifica con el testimonio de un concursante, quien afirmó haber pasado siete horas completando uno de los juegos, lo que resalta las duras condiciones a las que fueron sometidos los participantes. A pesar de las afirmaciones de Netflix de que solo tres personas recibieron tratamiento médico durante la filmación y que las reclamaciones de lesiones graves son infundadas, los testimonios de los participantes y las acciones legales emprendidas sugieren una realidad más compleja.
Este incidente no solo ha generado preocupaciones sobre la seguridad en el set de 'Squid Game: The Challenge', sino que también ha abierto un debate sobre los límites éticos y las responsabilidades de los productores en reality shows de alto riesgo. La búsqueda de entretenimiento a través de desafíos extremos plantea cuestiones importantes sobre la seguridad y el bienestar de los participantes, especialmente en formatos que imitan situaciones de vida o muerte, como es el caso de este programa.