El juicio que se lleva a cabo en Francia ha dejado al descubierto una red de violaciones perpetradas sistemáticamente contra Gisèle Pelicot, de 71 años, por su exmarido Dominique Pelicot y otros 50 hombres entre 2011 y 2020. Dominiqué, de la misma edad, confesó haber drogado a su esposa con pastillas para dormir y ansiolíticos, permitiendo que los agresores la violaran en su hogar en Mazan, en la región de Provenza.
El juicio comenzó el 2 de septiembre de 2024 y se estima que se prolongará hasta el 20 de diciembre de este mismo año. Entre los acusados, 49 hombres enfrentan cargos por violación, uno por intento de violación y otro por agresión sexual. Los acusados, cuyas edades oscilan entre 26 y 74 años, incluyen a profesionales diversos como un enfermero, un periodista, un oficial de prisiones, un concejal local, un soldado, conductores de camiones y trabajadores agrícolas.
La fiscalía ha presentado videos como pruebas de las agresiones, los cuales fueron grabados y almacenados por Dominiqué Pelicot en su computadora. A pesar de ello, la mayoría de los acusados niega haber cometido violación, argumentando que creían que Gisèle Pelicot estaba participando en un juego sexual.
Durante su testimonio, Gisèle Pelicot expresó sentirse "totalmente destruida" y afirmó no saber si tendría tiempo suficiente para recuperarse. Describió con detalle cómo su esposo la drogaba, mezclando los fármacos en alimentos como helados, situación que ella interpretaba como un acto de cariño y atención por parte de su esposo.
El juicio ha despertado una notable atención mediática y ha provocado una serie de protestas en varias ciudades de Francia, donde se demanda el endurecimiento de las leyes sobre violación y una mejor gestión de los casos de agresión sexual por parte del sistema judicial. Por su parte, la portavoz del grupo feminista Osez le Féminisme! ha denunciado la influencia negativa de la pornografía, que a menudo presenta situaciones con consentimiento ambiguo, en el comportamiento de los hombres acusados.
En 2023, las autoridades francesas registraron 114,000 víctimas de violencia sexual, incluyendo más de 25,000 reportes de violación. Este caso ha destacado la prevalencia de la cultura de violación en Francia y ha puesto en evidencia la falta de comprensión sobre el consentimiento, además de la normalización de la violencia sexual en la pornografía como un problema contribuyente.
El caso de Gisèle Pelicot se ha convertido en un símbolo de resistencia y un impulso para el cambio social en la lucha contra la violencia sexual en Francia. Su valentía al testificar y su declaración directa de que la vergüenza debe recaer en los agresores y no en las víctimas ha resonado fuertemente en la sociedad.