Bajo la administración de Viktor Orbán, Hungría ha implementado una serie de políticas con el objetivo de frenar la disminución de la tasa de natalidad. Entre las principales medidas, el gobierno ha establecido subsidios a la vivienda dirigidos a familias que tengan tres o más hijos, quienes pueden recibir hasta 10 millones de florines, equivalentes a aproximadamente 27,000 euros, para la compra de una vivienda. Además, se han creado programas para la construcción de casas a precios reducidos orientados a hogares numerosos.
En el ámbito de la tributación, a partir del 1 de octubre de 2025, las madres con dos o más hijos estarán exentas de pagar el impuesto sobre la renta (IRPF) de manera vitalicia. Este beneficio, que alcanzará a cerca de 250,000 madres, se complementa con la exención del IRPF para madres menores de 30 años que tengan hijos. Ambas medidas forman parte del esquema nacional para incentivar la natalidad.
La estrategia oficial responde a la tendencia decreciente de la tasa de natalidad en el país, que cayó de 2.25 hijos por mujer en 1980 a 1.6 en 2020. El gobierno húngaro ha fijado como objetivo alcanzar una tasa de 2.1 hijos por mujer, considerada el umbral de reemplazo generacional.
La inversión destinada a estas iniciativas asciende a aproximadamente 75,000 millones de florines, unos 234 millones de euros, para el presente año. Por otra parte, las autoridades han duplicado los beneficios fiscales vinculados a la crianza de hijos, enmarcando las políticas recientes dentro de un contexto más amplio de apoyo a las familias.
A pesar de haber recibido críticas por el enfoque de sus políticas demográficas, el gobierno defiende estas acciones como necesarias para asegurar la estabilidad demográfica de Hungría y garantizar la sostenibilidad de su estructura social en el futuro cercano.