El implante anticonceptivo masculino Adam, desarrollado por la compañía Contraline, ha logrado bloquear la liberación de espermatozoides durante un periodo mínimo de 24 meses en los ensayos clínicos fase 1 realizados hasta la fecha. Se trata de un hidrogel soluble en agua que se inserta en los conductos deferentes mediante un procedimiento mínimamente invasivo, que tiene una duración aproximada de 10 minutos y se realiza bajo anestesia local, permitiendo que el paciente permanezca despierto.
La función del hidrogel es impedir que los espermatozoides se mezclen con el semen al bloquear el paso a través de los conductos deferentes. Según los datos presentados, después de dos años de la implantación no se han detectado espermatozoides en el semen de los participantes que han alcanzado este punto del estudio, en el que hasta el momento están involucrados 25 hombres que se incorporaron en diferentes fases del ensayo. No se han reportado efectos adversos graves relacionados con el procedimiento o el implante.
Contraline describe Adam como una alternativa reversible a los anticonceptivos tradicionales masculinos como los condones y la vasectomía. El hidrogel está diseñado para descomponerse en el cuerpo tras un periodo de tiempo determinado, restaurando potencialmente la fertilidad. Aunque los resultados preliminares indican eficacia durante 24 meses, todavía no hay datos publicados sobre su reversibilidad en humanos ni se ha demostrado su retirada en los ensayos, aunque la empresa señala que en estudios con animales el hidrogel se degrada con el tiempo y que en hombres, dosis menores arrojaron periodos de eficacia más cortos.
Actualmente, los investigadores trabajan en un procedimiento que permita revertir el efecto del implante bajo demanda, y se contempla la posibilidad de que los usuarios utilicen análisis de esperma domésticos para comprobar la efectividad continua del método. El implante Adam utiliza un enfoque distinto al de otros anticonceptivos masculinos en fase experimental, que empleaban materiales no degradables y presentaban problemas de cicatrización y riesgos de esterilización permanente.
El ensayo clínico de fase 1 aún no ha sido publicado en una revista científica revisada por pares. Contraline prevé iniciar un estudio de fase 2 en Australia a finales de 2025, con una muestra estimada de entre 30 y 50 participantes, para evaluar con mayor profundidad la eficacia y seguridad del implante a largo plazo.
Expertos como el profesor Richard Anderson, de la Universidad de Edimburgo, han calificado los primeros resultados de prometedores e indican que en la actualidad existen tanto métodos hormonales como no hormonales en fases avanzadas de investigación. Por otra parte, se apunta que hasta el momento no existen evidencias sobre la reversibilidad del implante ni sobre la duración en humanos más allá de los dos años probados.
El profesor Jon Oatley, de la Universidad Estatal de Washington, ha subrayado que aún se desconocen las implicaciones a largo plazo de bloquear el conducto deferente y que la aceptación del implante podría verse limitada, dado que muchos hombres podrían preferir métodos no quirúrgicos, como la píldora o el parche, frente a un procedimiento de inserción.