Investigaciones recientes han determinado que la exposición constante a la luz artificial nocturna (ALAN), procedente de farolas, neones y sistemas LED urbanos, está modificando el ciclo natural de las estaciones en las ciudades del hemisferio norte. Un estudio internacional publicado en la revista Nature Cities, respaldado por datos de 428 grandes ciudades y sensores de satélite utilizados desde 2014, concluye que la primavera se presenta en las urbes con un adelanto promedio de 12,6 días respecto a las áreas rurales circundantes, mientras que el otoño se retrasa 11,2 días en promedio.
En el 88,3% de las ciudades estudiadas (378 de 428), se observaron cambios fenológicos significativos, con un inicio más temprano de la temporada de crecimiento y un final más tardío, producto del alargamiento artificial del fotoperíodo. Un caso representativo es Barcelona, donde la temporada de crecimiento vegetal en el núcleo urbano supera por 14 días la duración observada en regiones rurales situadas a 32 kilómetros de distancia.
Los científicos utilizaron el Índice de Vegetación de Diferencia Normalizada (NDVI) –un método satelital que mide el verdor y la actividad fotosintética de la vegetación– para analizar los cambios de ciclo. El aumento anual de la luz artificial en las ciudades ha alcanzado hasta un 10% en la última década, mientras que la luminosidad en noches nubladas urbanas oscila entre 7 y 65 lux, comparado con apenas 0,6 mililux en entornos naturales.
En el contexto del cambio global, el efecto de la luz artificial nocturna sobre las plantas urbanas ha resultado ser más pronunciado que el del propio aumento de las temperaturas asociadas a la urbanización. Datos recabados para el periodo entre 2002 y 2021 muestran que la temperatura en ciudades aumentó 0,50 ± 0,20 K por década, un ritmo 29% mayor al observado en zonas rurales, pero incluso así, en 4 de 7 zonas climáticas analizadas, el influjo de la luz artificial en la anticipación de la primavera (SOS, por sus siglas en inglés) superó al de la temperatura.
El estudio detalla que, en promedio, el inicio del ciclo vegetativo (SOS) se adelantó de 94,4 ± 0,4 días en áreas rurales a 81,8 ± 0,3 días en áreas urbanas, mientras que el final de dicho ciclo (EOS) pasó de 227,6 ± 0,3 días a 238,8 ± 0,3 días. En 310 de las 428 ciudades (72,7%), se comprobó una correlación positiva entre el aumento de la luz artificial y el retraso del otoño, mientras que 334 ciudades (78,0%) evidenciaron que el impacto de la luz artificial en la fenología vegetal es significativamente distinto al provocado por la temperatura.
Las ciudades de Asia, Europa y América del Norte exhibieron patrones similares de respuesta en los gradientes urbano-rurales respecto a la fenología, la extensión de la luz artificial y la temperatura. Los resultados confirman que la contaminación lumínica altera la acumulación de señales que regulan la brotación primaveral y la senescencia otoñal, extendiendo los ciclos de crecimiento anual de la vegetación urbana y modificando la dinámica natural estacional original.