El conflicto entre Irán e Israel ha alcanzado altos niveles de violencia en las últimas jornadas, tras una serie de acciones bélicas que han resultado en un fuerte incremento del número de víctimas y daños materiales notables tanto en suelo iraní como israelí.
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Autoridades israelíes confirmaron la muerte de al menos 8 personas por los misiles lanzados desde territorio iraní, entre ellas 3 menores de edad. Los ataques, en respuesta a previas ofensivas israelíes, impactaron en distintas áreas urbanas del país.
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En reacción, el ejército de Israel intensificó sus operaciones militares y bombardeó instalaciones clave en Irán. Entre los objetivos alcanzados figura un depósito de petróleo en Teherán, que sufrió un incendio de grandes proporciones, así como el Ministerio de Defensa iraní, donde se produjeron numerosas bajas. Se ha informado que al menos 224 personas han muerto y más de 1,000 han resultado heridas tras los ataques de Israel en territorio iraní.
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La ofensiva israelí también tuvo objetivos estratégicos, como la eliminación del jefe de inteligencia del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC) y su adjunto, cuya muerte fue confirmada por medios iraníes y representa un duro revés para la estructura de mando de la inteligencia militar de Irán.
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Las hostilidades entre ambas naciones han escalado en cuestión de horas a una dimensión mayor, con el lanzamiento de misiles y ataques aéreos continuos. Según reportes, el número total de víctimas mortales en Irán supera las 400, mientras que en Israel las autoridades mantienen la cifra de ocho fallecidos relacionada con los recientes bombardeos.
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Frente a la posibilidad de más ataques, las autoridades israelíes han enviado advertencias a la población civil iraní para que tomen medidas preventivas, mientras Irán ha anunciado la intención de responder militarmente a los hechos.
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Ante la rápida deterioración del escenario, la comunidad internacional manifiesta profunda preocupación respecto al incremento de la violencia y advierte sobre el riesgo de que el conflicto impacte en la estabilidad de la región, una zona ya marcada por tensiones históricas y rivalidades persistentes.