Bezalel Smotrich, titular israelí de Finanzas, declaró este martes que “Gaza será completamente destruida” tras el avance de la ofensiva militar de Israel, y que “los civiles serán enviados al sur, a una zona humanitaria sin Hamás ni terrorismo, y desde allí empezarán a salir en gran número hacia terceros países”. Estas declaraciones se produjeron un día después de que el gabinete de seguridad israelí aprobara el plan conocido como Operación Carros de Gedeón, que contempla la “conquista de la Franja de Gaza y la posesión de los territorios”, según fuentes oficiales.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, comunicó en redes sociales que la población gazatí será trasladada “para su propia protección”, sin entregar detalles adicionales. Effie Defrin, portavoz militar jefe de Israel, confirmó que la ofensiva planeada contemplaría el desplazamiento masivo de los habitantes de Gaza.
En respuesta, el grupo Hamás anunció que se retira de cualquier conversación de tregua, argumentando que no es posible dialogar mientras siga vigente lo que denominó como “guerra de hambre” contra Gaza, una referencia al bloqueo total de las entregas de ayuda humanitaria al enclave, medida impuesta hace más de dos meses por Israel. Basem Naim, alto funcionario de Hamás, declaró que no hay sentido en nuevas propuestas de alto el fuego bajo las condiciones actuales.
La Corte Internacional de Justicia sigue evaluando denuncias de genocidio contra Israel como resultado de la campaña militar en Gaza. El año pasado, la corte ordenó al Estado israelí permitir la prestación sin obstáculos de ayuda humanitaria a través de la frontera sur de Gaza con Egipto y tomar medidas para impedir el genocidio y su incitación.
El conflicto se ha intensificado desde el ataque perpetrado por Hamás contra Israel el 7 de octubre de 2023, en el que murieron cerca de 1.200 personas —mayoritariamente civiles— y unas 250 fueron secuestradas. Desde entonces, la ofensiva israelí ha provocado la muerte de más de 52.000 personas en Gaza, con cerca de 2,3 millones de habitantes casi en su totalidad desplazados, muchos en varias ocasiones. Más del 70% del territorio está bajo control de Israel o cubierto por órdenes de evacuación.
Egipto y Jordania han rechazado recibir refugiados palestinos, argumentando que aceptar el éxodo los haría cómplices de una limpieza étnica. Mientras tanto, los mediadores de Qatar y Egipto mantienen negociaciones indirectas para alcanzar acuerdos de alto el fuego, sin avances relevantes desde el colapso de la tregua de dos meses a mediados de marzo, cuando Israel no implementó una prometida segunda fase de suspensión de hostilidades.
La comunidad internacional ha expresado inquietud ante la posibilidad de una ofensiva israelí ampliada. Jean-Noël Barrot, ministro de Asuntos Exteriores de Francia, consideró “inaceptable” el plan y acusó a Israel de violar el derecho humanitario. Autoridades del Reino Unido manifestaron su oposición a una expansión de las operaciones militares. António Guterres, secretario general de la ONU, advirtió que la ofensiva acarreará “la muerte de innumerables civiles más y una mayor destrucción de Gaza”.
Actualmente, Gaza enfrenta una grave crisis humanitaria. El territorio está al borde de la catástrofe debido a la escasez de alimentos y combustible causada por el bloqueo total impuesto desde el 2 de marzo. Aunque los funcionarios militares israelíes señalan que se permitiría la entrada limitada de ayuda a través de unos pocos centros en el sur del enclave, organizaciones humanitarias han calificado esa iniciativa como ineficiente, peligrosa e incluso potencialmente ilegal.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que su gobierno colaborará para enviar alimentos a los palestinos de Gaza, a la vez que culpó a Hamás de dificultar la entrega de asistencia. Trump declaró que la operación militar israelí no se iniciará antes de concluir su visita a Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Qatar, planeada para la próxima semana.
En el terreno, las fuerzas israelíes han ampliado recientemente las zonas de amortiguamiento de un kilómetro de profundidad en torno al perímetro de Gaza y han incrementado el control sobre el norte y el sur del enclave.
Hamás ha calificado el nuevo marco israelí para el suministro de ayuda como “chantaje político” y atribuyó a Israel la responsabilidad de la catástrofe humanitaria actual en Gaza. Basem Naim hizo un llamado a la comunidad internacional para que presione a Israel a frenar los “crímenes de hambre, sed y asesinatos”.