Se ha confirmado la desaparición del último glaciar de Venezuela, el Humboldt, rebautizado ahora como un campo de hielo debido a su drástica reducción. Una vez el más grande de los seis glaciares de la Sierra Nevada de Mérida, el Humboldt estaba proyectado a durar al menos otra década. Sin embargo, un acelerado derretimiento provocado por el fenómeno climático de El Niño y el calentamiento global aceleró su retroceso. Ahora, con menos de 2 hectáreas de extensión, se ha declarado oficialmente su desaparición.
La falta de una zona de acumulación en el glacial Humboldt fue determinante para este deshielo acelerado. A diferencia de otros glaciares que mantienen un equilibrio dinámico entre la acumulación y la pérdida de hielo, el Humboldt experimentaba únicamente una pérdida de superficie. Este fenómeno se vio exacerbado por temperaturas más cálidas y una mayor incidencia del fenómeno de El Niño, contribuyendo significativamente a su desaparición.
Venezuela, a pesar de tener glaciares con poca influencia en el abastecimiento de agua en comparación con otros países sudamericanos como Perú, ha perdido un componente crucial de su paisaje y biodiversidad. Los esfuerzos del gobierno venezolano, incluidos intentos como la instalación de una manta térmica para frenar este proceso, resultaron infructuosos según expertos en la materia.
La pérdida del Humboldt tiene múltiples implicaciones, no solo ecológicas sino también culturales. Los glaciares no solo son fuentes primarias de agua fresca, sino también ecosistemas únicos y de valor cultural significativo para las comunidades locales. La desaparición del Humboldt marca el fin de una era glaciar en Venezuela y pone en relieve la gravedad y urgencia del cambio climático.