La cumbre de la ONU sobre el cambio climático, Cop28, se ha visto envuelta en una controversia significativa antes de su inicio. Documentos filtrados revelan que los Emiratos Árabes Unidos, país anfitrión, planearon usar las reuniones climáticas para promover acuerdos en beneficio de sus compañías nacionales de petróleo y gas. Esta revelación ha generado un intenso debate sobre la integridad y los conflictos de interés en la cumbre, especialmente considerando que el presidente de Cop28, Sultan Al Jaber, es también el director ejecutivo de la compañía petrolera nacional Adnoc, así como el enviado climático de los EAU.
El informe de The Guardian, basado en documentos obtenidos por el Centro para la Información Climática (CCR), indica que los documentos de preparación para las reuniones bilaterales entre Al Jaber y 27 gobiernos incluían puntos de discusión y solicitudes tanto de Adnoc como de Masdar, la compañía de energía renovable de los EAU, presidida por Al Jaber. Estos documentos contenían propuestas para que Adnoc colaborara con varios países en la extracción de sus recursos de petróleo y gas, lo que ha suscitado preocupaciones sobre la verdadera agenda de los EAU en la cumbre.
Los científicos climáticos han advertido repetidamente que el mundo ya tiene planes para explotar más reservas de combustibles fósiles de las que pueden quemarse de manera segura, y que no deberían aprobarse nuevos proyectos de combustibles fósiles. Sin embargo, los documentos filtrados sugieren que los EAU estaban dispuestos a discutir oportunidades comerciales en el sector de los combustibles fósiles, incluso con países como China, Colombia y otros, lo que contradice los objetivos declarados de la cumbre de abordar la crisis climática.
La revelación de estos planes ha generado críticas y ha puesto en duda la capacidad de Al Jaber para liderar la cumbre de manera imparcial. Activistas y expertos en clima han expresado su preocupación de que la promoción de intereses petroleros por parte de los EAU socave la confianza en la cumbre y amenace su resultado exitoso. La situación plantea preguntas críticas sobre cómo los intereses comerciales de los combustibles fósiles pueden influir en las negociaciones climáticas y si los líderes de la cumbre pueden mantener una posición neutral y centrada en el clima.