El reciente lanzamiento de un nuevo misil balístico hipersónico de alcance intermedio (IRBM) por parte de Corea del Norte ha generado una revuelta en la comunidad internacional. La prueba se realizó el 6 de enero de 2025 y, según las declaraciones norcoreanas, el misil alcanzó una altitud máxima de 99,8 kilómetros y una segunda de 42,5 kilómetros. Además, logró recorrer 1.500 kilómetros a una velocidad 12 veces superior a la del sonido, impactando con precisión un objetivo simulado en alta mar.
Esta prueba ha suscitado diversas reacciones y análisis, particularmente desde Corea del Sur. El Estado Mayor Conjunto de Corea del Sur reportó discrepancias en las cifras proporcionadas por Corea del Norte, indicando que el misil recorrió aproximadamente 1.100 kilómetros antes de caer en el mar de Japón y no alcanzó el segundo pico de altitud mencionado. Un portavoz del ejército surcoreano desestimó las afirmaciones norcoreanas, calificándolas de "probablemente una farsa".

El lanzamiento de este misil también subraya capacidades potencialmente nuevas. Corea del Norte afirmó que el arma puede realizar ajustes en su vuelo y mantener altitud, lo que complicaría su intercepción y haría su trayectoria menos predecible. Asimismo, el país anunció el uso de un nuevo compuesto de fibra de carbono en el motor del misil y un avanzado sistema de control de vuelo.
El contexto político en la región añade una capa adicional de complejidad. Durante la visita del Secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken, a Seúl, surgieron preocupaciones de que Rusia podría estar compartiendo tecnología espacial avanzada con Corea del Norte. Alarmantemente, se estima que al menos 10,000 soldados norcoreanos han sido enviados a apoyar a las fuerzas rusas en Ucrania. Mientras tanto, el lanzamiento del misil coincide con un periodo de crisis política en Corea del Sur, donde el presidente Yoon Suk Yeol enfrenta un proceso de destitución.
La comunidad internacional no tardó en pronunciarse. Antony Blinken y su homólogo surcoreano, el Ministro de Relaciones Exteriores Cho Tae-yul, condenaron enérgicamente la prueba, señalándola como una violación de múltiples resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU. Japón también reaccionó con desaprobación, describiendo el lanzamiento como una seria amenaza para su seguridad nacional y regional.
Cabe destacar que la última prueba de misiles de Corea del Norte tuvo lugar el 5 de noviembre de 2024. La continua evolución de su tecnología militar, con un posible desarrollo de una versión mejorada del Hwasong-16B, un misil balístico hipersónico de alcance medio, refleja un desafío constante para la estabilidad de la región.
Este evento se produce en un momento particularmente tenso, con la inminente toma de posesión de Donald Trump como presidente de EE. UU., conocido por su enfoque diplomático hacia Corea del Norte en el pasado. La dinámica administración de este contexto será crucial para las relaciones futuras entre las naciones involucradas.