Corea del Norte detuvo a tres funcionarios del astillero Chongjin tras el fallido lanzamiento de un destructor naval de 5.000 toneladas, evento que se realizó el pasado miércoles en presencia del líder Kim Jong-un y que, según los medios estatales, representó una humillación para el alto mando. Entre los arrestados se encuentran el ingeniero jefe del astillero, el jefe del taller de construcción de cascos y un subdirector de asuntos administrativos.
El incidente, que tuvo lugar en la costa noreste del país, fue presenciado por Kim Jong-un y una multitud reunida para una ceremonia destinada a destacar los esfuerzos de modernización de la armada norcoreana. En la maniobra, el buque perdió el equilibrio al ser empujado lateralmente hacia el agua y quedó volcado, con la popa sumergida y la proa atascada en la rampa, según imágenes satelitales posteriores al accidente. Grandes lonas azules cubrían el barco, una táctica frecuente en Corea del Norte para tratar de ocultar detalles de sus proyectos militares a los satélites extranjeros.
Inicialmente, las autoridades norcoreanas reportaron que el accidente había perforado el casco del destructor, pero posteriormente corrigieron esta información indicando que el buque solo sufrió arañazos y la entrada de algo de agua de mar. Las inspecciones determinaron que la estructura no presentaba daños graves en el casco. La Comisión Militar Central afirmó que el restablecimiento del equilibrio del buque, mediante el bombeo del agua que entró, tomaría varios días, y que la reparación de los daños en el costado requeriría aproximadamente diez días adicionales.
Este intento era el segundo lanzamiento de un destructor norcoreano en menos de un mes. El primero, realizado en abril en el puerto de Nampo, se desarrolló sin incidentes mediante el método de flotación en dique seco, técnica que difiere del lanzamiento lateral usado en Chongjin. Analistas del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) señalaron que el astillero Chongjin no tiene experiencia significativa en la construcción ni botadura de grandes buques de guerra y ha producido principalmente barcos comerciales, pesqueros y dragas. Además, expertos surcoreanos indicaron que la presión para mostrar resultados, tras el éxito en Nampo, podría haber animado a los ingenieros a apresurar el proceso y omitir pasos críticos, aumentando el riesgo del método lateral, nunca antes utilizado por Corea del Norte para buques de guerra.
Tras el accidente, Kim Jong-un calificó el hecho como un "acto criminal" y exigió castigos ejemplares. La Comisión Militar Central expresó que la investigación y los arrestos buscan corregir la laxitud y establecer responsabilidades. El informe del CSIS, por su parte, señala que existe la posibilidad de que el daño al buque podría hacer que no entre en servicio, aunque este extremo no ha sido confirmado independientemente.
La reacción pública del Gobierno a este episodio, incluyendo la mención de funcionarios arrestados y la cobertura de los medios estatales, rompe con la tendencia histórica norcoreana de ocultar incidentes potencialmente embarazosos para la imagen del liderazgo.