Esta semana, Julian Medina, proveniente de una generación de pescadores que utilizan métodos tradicionales en el Golfo de Morrosquillo, Colombia, se dirige a un panel de jueces en Barbados. Durante años, Medina ha liderado una organización de pesca y luchado contra la invasión de las compañías de combustibles fósiles y la sobreexplotación que están destruyendo el delicado ecosistema del golfo y los medios de subsistencia de la comunidad. Él reporta una disminución del 70% en las capturas de pescado en la última década, lo que ha llevado a una extensa hambre en una región ya de por sí empobrecida.
El caso de Medina es uno de los muchos que serán presentados ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos en una audiencia histórica sobre cambio climático, instigada por Colombia y Chile. Ambos países han pedido a la corte que defina las responsabilidades legales de los estados para abordar el cambio climático y prevenir que infrinja los derechos humanos de las personas.
Un trabajador de una compañía de agua monitorea el nivel del reservorio San Rafael, esencial para el suministro de agua potable en Bogotá, afectado por el fenómeno de El Niño. Los impactos del cambio climático, aunque globales, no se experimentan de manera uniforme ni justa, exacerbando las ya críticas condiciones de vida en regiones como Chile y Colombia, enfrentadas a sequías, inundaciones, deslizamientos de tierra e incendios.