Donald Trump ha generado amplia controversia al declarar, mediante un mensaje en Truth Social, que firmará una orden ejecutiva la próxima semana con el objetivo de revertir el plan ambiental que había emprendido la administración Biden para eliminar progresivamente el uso de pitillos de plástico en el gobierno federal antes de 2027. Trump enfatizó su postura con una declaración en mayúsculas: “¡REGRESEMOS AL PLÁSTICO!”, escribió Trump en su sitio de redes sociales Truth Social. Las pajitas de papel, continuó, “no sirven”.
El anuncio llega en el contexto de las políticas de la administración Biden, que en julio de 2022 presentó un ambicioso plan para acabar gradualmente con los plásticos de un solo uso, incluidos los pitillos, en un plazo más amplio que se extiende hasta 2035. Bajo esta iniciativa, la Casa Blanca buscaba reducir la contaminación plástica en uno de los mayores consumidores de bienes del mundo, el gobierno federal. Entre las medidas propuestas se incluían también regulaciones más estrictas respecto a la fabricación de plásticos como parte de los esfuerzos para mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero.
La escalada de la producción mundial de plástico, que se ha duplicado desde el año 2000 con cifras actuales que rondan las 460 millones de toneladas anuales, ha sido descrita por expertos como una crisis ambiental urgente. Menos del 10% de los residuos plásticos a nivel global son reciclados satisfactoriamente, y se calcula que al menos un camión cargado de plástico termina en los océanos cada minuto, contribuyendo a la creciente contaminación marina. De no abordarse esta situación, se estima que la producción podría cuadruplicarse para 2050.
El rechazo de Trump hacia las restricciones relacionadas con plásticos no es nuevo. Durante su campaña de reelección en 2020, su equipo llegó incluso a vender pitillos reutilizables en crítica directa a los denominados "pitillos de papel liberales". Más recientemente, en su primer día al retomar el cargo presidencial en enero de 2025, el líder republicano también anuló una orden ejecutiva implementada previamente por Biden que buscaba retirar plásticos de un solo uso de las tierras federales, incluyendo parques nacionales, un proceso que tenía como meta completarse para 2032.
El debate se amplifica porque más del 90% de los plásticos están hechos a partir de combustibles fósiles, cuya quema libera grandes cantidades de dióxido de carbono, exacerbando los efectos del cambio climático. Sin embargo, la clara confrontación de Trump con las políticas ambientales de Biden ha encontrado resistencia. Organizaciones ambientalistas y activistas han alzado la voz. Christy Leavitt, quien dirige la campaña de plásticos de la organización Oceana, criticó duramente la medida, señalando que el líder republicano debería encabezar iniciativas reales para disminuir la dependencia de plásticos desechables en lugar de revertir políticas que tienen como intención mitigar el impacto ambiental.
El debate en torno a los plásticos de un solo uso como los pitillos refleja un conflicto más amplio y urgente sobre la responsabilidad de Estados Unidos frente a la contaminación global y la mitigación de sus consecuencias ambientales. La decisión de Trump, que parece estar motivada tanto por ideología como por estrategia política, vuelve a encender el debate nacional y global sobre la mejor forma de enfrentar la crisis de contaminación plástica, equilibrios económicos y la infraestructura de reciclaje actual.