Según un informe publicado por The Guardian, el Instituto de Investigación de Automatización de Jiangsu (JARI), una empresa estatal china, intentó acceder a tecnología avanzada de inteligencia artificial a través de una colaboración con la prestigiosa universidad británica Imperial College London. Esta colaboración, iniciada en 2019 con un presupuesto de £3 millones, tenía como objetivo desarrollar aplicaciones de IA con potencial uso en "bases militares inteligentes". Esta situación plantea un riesgo potencial al utilizar IA en uno de los ejércitos más grandes del mundo.
La asociación incluía la creación del Future Digital Ocean Innovation Centre, con un enfoque declarado en mejorar pronósticos marítimos, visión por computadora y fabricación inteligente para aplicaciones civiles. Sin embargo, correos electrónicos obtenidos revelaron que Jari planeaba integrar la tecnología desarrollada por el Imperial College en su tecnología "JariPilot", que podría ser utilizada en contextos militares como "institutos inteligentes, bases militares inteligentes y océanos inteligentes".
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La colaboración llegó a su fin en 2021, cuando el Imperial College London devolvió los £500,000 de financiamiento que había recibido de los £3 millones pactados, tras consultas con funcionarios gubernamentales y por razones de seguridad nacional. Las críticas por la falta de rigurosidad en la revisión de esta colaboración han sido amplias, con expertos como Charles Parton de RUSI señalando la preocupante ausencia de diligencia debida.
Entre 2017 y 2022, el Imperial College London recibió más de £18 millones en financiamiento de instituciones y empresas chinas vinculadas al ámbito militar. La creciente preocupación gubernamental y el escrutinio sobre estas asociaciones científicas obligaron a la universidad a cerrar varias iniciativas conjuntas. Pese a defender la revisión y diligencia regular de sus asociaciones, la universidad destacó que la terminación de este acuerdo se basó en las leyes de control de exportaciones del Reino Unido y consultas gubernamentales.
El antiguo líder conservador Iain Duncan Smith expresó inquietudes sobre la vulnerabilidad de universidades británicas en formar asociaciones con entidades extranjeras, especialmente dados los incrementos en autoritarismo y militarización en China, subrayando la necesidad de mayor precaución en futuras colaboraciones.
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Un experto en China del Royal United Services Institute (RUSI) calificó la asociación como "claramente muy inapropiada" y criticó la falta de debida diligencia. Por su parte, Imperial College London defendió sus acciones, afirmando que sus asociaciones y colaboraciones están sujetas a una revisión regular y que la decisión de finalizar la asociación fue tomada considerando la legislación de control de exportaciones del Reino Unido y en consulta con el gobierno, prioritizando las preocupaciones de seguridad nacional.
En el contexto de la creciente tensión en las relaciones internacionales y el escrutinio sobre la colaboración científica, esta situación ha puesto bajo la lupa la necesidad de una revisión más estricta en la selección de socios internacionales por parte de las universidades. Las implicaciones de acceso y el uso potencial de tecnología sensible para fines militares son preocupaciones que obligan a una diligencia más minuciosa y responsable en futuras colaboraciones científicas.