En un giro geopolítico reciente, Rusia ha desplegado personal militar en la base aérea de Airbase 101 en Niamey, Níger, la misma base donde se encuentran tropas estadounidenses. Este movimiento se produce después de que los líderes militares de Níger decidieran expulsar a las tropas estadounidenses del país tras un golpe de estado que derrocó al presidente democráticamente elegido.
Las tensiones entre Rusia y Estados Unidos se han intensificado en esta región, particularmente después de que Washington apoyara a Ucrania frente a la invasión rusa. Las fuerzas rusas, según los informes, están alojadas en un hangar separado y no tienen acceso a las fuerzas o el equipo de EE.UU., una medida que busca minimizar la fricción directa entre las dos potencias.
Aunque el Secretario de Defensa de EE.UU., Lloyd Austin, ha declarado que no ve un problema significativo en el corto plazo, la situación complica la presencia militar de EE.UU. en una región ya convulsionada por conflictos y el aumento de la violencia vinculada a grupos como ISIS y al-Qaeda. La base ha sido crítica para las operaciones antiterroristas de EE.UU. en el Sahel.
Además de las implicaciones militares, este desarrollo tiene un peso significativo en la reconfiguración de las alianzas internacionales en África. Níger, bajo su nueva junta militar, parece estar buscando nuevos aliados que no tengan el legado colonial de las potencias occidentales. Rusia, a través del grupo mercenario Wagner, ha estado aumentando su influencia en varios países africanos ofreciendo paquetes de "estabilización del régimen".