En un reciente descubrimiento por parte de los demócratas de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, se ha revelado que la industria del petróleo ha reconocido privadamente sus esfuerzos para minimizar los peligros de la quema de combustibles fósiles. Este reconocimiento contrasta fuertemente con su postura pública, donde las empresas han proclamado repetidamente su apoyo a las iniciativas climáticas internacionales. Documentos internos, divulgados tras una citación judicial, muestran que mientras estas empresas hacían promesas sobre su compromiso con el clima, internamente admitían que sus planes eran incompatibles con los esfuerzos climáticos que publicitaban.
Las revelaciones incluyen comunicaciones internas que datan desde el 30 de noviembre de 2015, justo semanas antes de la firma del Acuerdo de París, donde estas contradicciones son especialmente evidentes. Por ejemplo, en una nota interna de 2019 a los ejecutivos de Exxon, se sugería eliminar cualquier referencia al Acuerdo de París por temor a que ello implicara un compromiso real con los objetivos del mismo.
Además, en múltiples ocasiones, las estrategias de relaciones públicas y cabildeo de estas empresas buscaban resaltar el gas natural como un combustible amigable con el clima, a pesar de reconocer internamente que su uso no era compatible con los objetivos climáticos internacionales. Un claro ejemplo de esto se dio en una presentación interna de BP en marzo de 2018, que describía cómo avanzar y proteger el papel del gas —y de BP— en la transición energética, resaltando el rol del gas como un aliado de las energías renovables, pese a los riesgos climáticos asociados.