La operación de emergencia iniciada por EE.UU., en colaboración con Jordania, marca un punto crítico en la creciente crisis humanitaria en Gaza. Más de 38,000 comidas fueron lanzadas desde aviones C-130 de la Fuerza Aérea de EE.UU. y la Fuerza Aérea Real Jordana, en un esfuerzo por mitigar las condiciones de hambruna que enfrenta la población. Esta medida se produce tras los trágicos eventos donde más de 100 palestinos perdieron la vida al tratar de acceder a convoyes de ayuda, lo que resalta la desesperación de los civiles por obtener recursos básicos.
La selección de las zonas de lanzamiento se realizó cuidadosamente, priorizando lugares donde se estimaba que la población civil podría acceder a la ayuda con mayor seguridad. Los funcionarios de EE.UU. supervisaron las áreas de lanzamiento, observando cómo los civiles se acercaban y distribuían los suministros entre ellos. A pesar de las críticas por parte de organizaciones de ayuda y derechos humanos sobre la efectividad de los lanzamientos aéreos como método de entrega de ayuda humanitaria, esta operación se considera un acto de última instancia ante el bloqueo impuesto por Israel y los desafíos logísticos que enfrenta el transporte terrestre de suministros.