El 5 de mayo de 2025, fiscales generales de Arizona, California, Colorado, Connecticut, Delaware, Illinois, Maine, Maryland, Massachusetts, Michigan, Minnesota, Nueva Jersey, Nuevo México, Nueva York, Oregón, Rhode Island, Washington y el Distrito de Columbia iniciaron una demanda ante el tribunal federal de Boston para bloquear la decisión ejecutiva del presidente Donald Trump que suspende los permisos y arrendamientos para proyectos de energía eólica en tierras y aguas federales.
Los demandantes afirman que Trump carece de autoridad para detener el proceso de permisos sin el debido proceso legal, alegando que la medida afecta significativamente los objetivos económicos y climáticos de los estados, así como la salud pública. La demanda alerta que la industria eólica, responsable del 10% de la energía eléctrica generada en EE.UU. y la mayor fuente de energía renovable nacional, se expone a la pérdida de miles de empleos bien remunerados y miles de millones de dólares en inversiones si se mantiene la suspensión.
La controversia surge después de que, el 20 de enero de 2025, Trump anunciara la medida en su primer día de retorno a la presidencia, extendiendo la moratoria a proyectos eólicos terrestres y marinos, e incluyendo una revisión de arrendamientos y permisos sobre recursos federales.
El portavoz de la Casa Blanca, Taylor Rogers, criticó a los fiscales generales aludiendo que están usando los tribunales para frenar la política energética de Trump, centrada en restaurar la "dominancia energética" estadounidense y buscar reducción en los precios de la energía para las familias.
En paralelo, 19 estados y el Distrito de Columbia plantearon una acción legal contra la reestructuración de la Agencia de Salud y Servicios Humanos (HHS), que recortó más de 10,000 empleos y fusionó 28 agencias en 15, representando una reducción del 25% en la plantilla y generando preocupación por la continuidad de programas vitales y la capacidad estatal de respuesta ante crisis sanitarias.
El auge de la energía eólica se evidenció en 2020, cuando aportó el 42% de la nueva capacidad de generación eléctrica en el país y contaba con 116,800 empleos directos. Antes del cambio de política, la administración anterior había impulsado casi una docena de proyectos eólicos marinos de gran escala y metas nacionales para el desarrollo de esta fuente. La actual demanda de los estados busca restablecer condiciones para la inversión y desarrollo del sector en un momento clave para la transición energética de Estados Unidos.