Un estudio liderado por Jacob Glanville de Centivax y publicado en la revista Cell ha demostrado el potencial de un antiveneno universal desarrollado a partir de la sangre de Tim Friede, ex mecánico de camiones de Wisconsin. Friede se auto-administró más de 856 dosis de veneno de serpientes, incluyendo cobras, mambas y víboras, a lo largo de 18 años, en busca de generar inmunidad y contribuir a una solución global contra mordeduras venenosas.
A partir de muestras de su sangre, los investigadores identificaron dos anticuerpos, LNX-D09 y SNX-B03, capaces de neutralizar toxinas de diferentes especies. Junto con el inhibidor varespladib, crearon un cóctel que mostró protección completa frente a 13 de las 19 especies más peligrosas de serpientes, según la clasificación de la Organización Mundial de la Salud, y protección parcial en las seis restantes. La eficacia de LNX-D09 fue especialmente destacada ante venenos de seis especies, extendiendo su acción a tres más al combinarse con el inhibidor mencionado.
Durante las pruebas en laboratorio, el antiveneno salvó a ratones expuestos a veneno de las 19 especies evaluadas, todas incluidas en las categorías 1 y 2 de la OMS por su peligrosidad. Este resultado representa un avance notable respecto a los antivenenos tradicionales, que habitualmente se fabrican a partir de la inmunización de caballos o ovejas con veneno de una sola especie. Estos tratamientos actuales presentan un espectro limitado y riesgos de reacciones adversas.
El proceso de inmunización de Friede comenzó en el año 2000 con la autoaplicación progresiva de venenos. En 2001, el voluntario pasó cuatro días en coma tras el ataque de una cobra egipcia, sin que esto detuviera su régimen experimental. La singular tolerancia de Friede permitió extraer anticuerpos capaces de reconocer epítopos conservados en las neurotoxinas de distintas serpientes, lo que facilitó el desarrollo de un antiveneno polivalente mediante un enfoque iterativo centrado inicialmente en la familia de elápidos.
Las mordeduras de serpiente causan aproximadamente 110,000 muertes y unas 300,000 lesiones permanentes por año, según cifras de la OMS. El nuevo antiveneno representa una posible mejora sustancial para la salud pública internacional, al superar las limitaciones geográficas y específicas de los tratamientos convencionales.
Aunque por ahora las pruebas exitosas se han realizado solo en modelos animales, los responsables del estudio han anunciado planes para trasladar la investigación a ensayos clínicos en humanos. De confirmarse la seguridad y efectividad en esta etapa, el antiveneno derivado de los anticuerpos de Friede podría convertirse en la primera herramienta verdaderamente universal para el tratamiento de mordeduras de serpiente en todo el mundo.