La escalada de la guerra comercial entre China y Estados Unidos en 2025 ha tenido como uno de sus ejes principales las restricciones chinas a la exportación de elementos de tierras raras, impactando de forma directa a más de una docena de empresas estadounidenses de los sectores de defensa y aeroespacial. China impuso limitaciones a la exportación de siete minerales críticos —samario, gadolinio, terbio, disprosio, lutecio, escandio e itrio—, esenciales para la producción de tecnologías avanzadas, especialmente en sistemas de defensa estadounidenses como los aviones de combate F-35, submarinos de las clases Virginia y Columbia, misiles Tomahawk, drones Predator y la serie de bombas de ataque directo conjunto.
Actualmente, China mantiene un control del 70% de la minería global de tierras raras y procesa el 90% del suministro mundial, una posición que le otorga ventaja estratégica en la competencia militar y tecnológica frente a Estados Unidos. Según el CSIS, la total interrupción del flujo de estos minerales dejaría a EE.UU. incapaz de suplir la demanda, ya que el país carece, por el momento, de instalaciones para la separación de tierras raras pesadas, y las capacidades en desarrollo no estarán operativas antes de 2027.
Desde 2020, el Departamento de Defensa estadounidense ha comprometido más de 439 millones de dólares en el desarrollo de cadenas de suministro nacionales y en el fortalecimiento del procesamiento de tierras raras, aunque las capacidades proyectadas no logran equiparar la producción china, perpetuando así la dependencia estratégica.
Esta dependencia genera vulnerabilidad en la preparación militar de EE.UU., que ya enfrenta obstáculos para ampliar la producción de tecnología de defensa. Dentro del contexto actual, estimaciones señalan que China está adquiriendo sistemas de armas avanzados entre cinco y seis veces más rápido que Estados Unidos.
La estrategia china ha incluido además la inclusión de 16 entidades estadounidenses en su lista de control de exportaciones, bloqueando su acceso a bienes de doble uso y a los minerales restringidos. La agudización de estas medidas en la guerra comercial recalca la falta de alternativas inmediatas para Estados Unidos ante las limitaciones de su capacidad industrial y la creciente presión de la competencia geopolítica.