La reciente investigación sobre la inestabilidad del bosón de Higgs, una partícula fundamental, sugiere que el universo corre el riesgo de enfrentarse a una transición de fase que alteraría drásticamente las leyes de la física. Este estudio, que será publicado en la revista Physical Letters B, destaca la posibilidad de que el campo de Higgs no se encuentre en su estado de energía más bajo, un fenómeno que podría implicar un cambio a un estado de menor energía.
El bosón de Higgs interactúa con el conocido campo de Higgs, imaginado como un "baño de agua" uniforme en todo el universo. Esta interacción es fundamental en la física moderna, y cualquier cambio en el estado del campo de Higgs podría tener consecuencias catastróficas para el universo.
Mediciones recientes del Gran Colisionador de Hadrones (LHC) han sugerido que, aunque este evento podría ocurrir en unos pocos miles de billones de billones de años, todavía es un fenómeno que convierte al universo en un lugar meta-estable. Este estado de meta-estabilidad significa que el universo está en equilibrio, pero no en el nivel más bajo de energía posible, y por tanto, siempre existe la posibilidad de una transición de fase.
La investigación también explora la conexión entre la inestabilidad del bosón de Higgs y los agujeros negros primordiales. Estos agujeros negros, que se habrían formado en el universo temprano a partir de regiones densas de espacio-tiempo, podrían ser tan ligeros como un gramo. Según la teoría de Stephen Hawking, los agujeros negros más ligeros tienen una temperatura inversamente proporcional a su masa, lo que significa que son más calientes y se evaporan más rápidamente. Se ha estimado que cualquier agujero negro de menos de mil millones de gramos ya habría evaporado para este momento.
La evaporación de estos agujeros negros primordiales podría haber contribuido a la formación de burbujas en el campo de Higgs, llevando potencialmente a la inestabilidad del universo. No obstante, el estudio concluye que la existencia de estos agujeros negros primordiales es improbable, ya que su presencia debería haber causado burbujas en el campo de Higgs, y esto no ha ocurrido.
Por lo tanto, los modelos cosmológicos que predicen la existencia de agujeros negros primordiales deben ser reevaluados. Sin embargo, si en el futuro se encontraran evidencias de su existencia, como rastros en la radiación antigua o en ondas gravitacionales, podría indicar que hay aspectos desconocidos sobre el bosón de Higgs que lo protegen de la inestabilidad en presencia de agujeros negros evaporándose.
Este estudio provoca un profundo interés en la comunidad científica por su implicación en nuestra comprensión del universo y sus componentes fundamentales. La complejidad sugerida por estos hallazgos subraya la necesidad de continuar investigando tanto en escalas pequeñas como grandes para desentrañar los misterios del cosmos. El bosón de Higgs, a menudo referido como la "partícula de Dios", fue descubierto en 2012 por el Gran Colisionador de Hadrones y es crucial para entender cómo las partículas adquieren masa.