Un grupo de investigadores de la Universidad de Sydney llevó a cabo un estudio para evaluar la relación entre el consumo de grasas y azúcares y el rendimiento cognitivo, específicamente en la memoria espacial. El proyecto inicial incluyó a 120 jóvenes adultos con edades entre 18 y 38 años, quienes completaron un cuestionario de frecuencia dietética (DFS) durante los últimos 12 meses, orientado a medir el consumo de grasas y azúcares. Debido a intolerancias al sistema de realidad virtual (VR) utilizado en la investigación, solo 55 participantes finalizaron el proceso experimental.
El estudio consistió en una tarea de navegación en un entorno tridimensional de realidad virtual. Los participantes emplearon un visor VR para encontrar un cofre del tesoro oculto en un laberinto a lo largo de seis intentos. En el séptimo, el cofre fue retirado y los sujetos debían ubicar el punto exacto donde se encontraba previamente, evaluando así la memoria de ubicación dependiente del hipocampo.
Los resultados evidenciaron que quienes reportaron una mayor puntuación en el DFS—indicativo de más alta ingesta de grasas y azúcares—obtuvieron un desempeño considerablemente inferior en la tarea final de localización, en comparación con aquellos con un consumo menor. Tras ajustar por factores como índice de masa corporal (IMC) y memoria de trabajo, la ingesta de grasas y azúcares se mantuvo como un predictor significativo y confiable del rendimiento, confirmando que la dieta tiene un efecto negativo independiente sobre la función cognitiva del hipocampo.
La investigación, cuyos hallazgos fueron publicados en el International Journal of Obesity y confirmados posteriormente en la revista Nature, subraya que el consumo frecuente de alimentos altos en grasas y azúcares se relaciona con una aceleración en el deterioro cognitivo relacionado con la edad, especialmente notable en adultos de mediana y avanzada edad según estudios paralelos. Los experimentos en modelos animales respaldan estos hallazgos, mostrando que las dietas hipergrasas y ricas en azúcar provocan déficits en tareas dependientes del hipocampo.
Los autores del estudio concluyen que incluso en adultos jóvenes relativamente sanos, la dieta juega un papel relevante en la función cognitiva y que el impacto negativo en la memoria espacial es evidente entre quienes consumen regularmente altos niveles de grasas y azúcares.