Michael Faraday, nacido el 22 de septiembre de 1791 en Newington, Londres, creció en una familia humilde. Su padre, James Faraday, era herrero, y su madre, Margaret Hastwell, se encargaba del hogar. Pese a tener una educación formal limitada, Faraday desarrolló un interés profundo por la ciencia durante su adolescencia.
A los 14 años, comenzó a trabajar como aprendiz de encuadernador, lo que le permitió acceder a una vasta cantidad de libros. En 1812, asistió a conferencias del renombrado químico Humphry Davy en la Royal Institution, lo que marcó el inicio de su carrera científica. Impresionado por el joven autodidacta, Davy lo tomó bajo su tutela como asistente, integrándolo al entorno de investigación.
Uno de los descubrimientos más notables de Faraday ocurrió en 1821, cuando realizó experimentos que llevarían a la creación de dispositivos para la rotación electromagnética, los precursores de los motores eléctricos. En 1831, avanzó aún más al descubrir la inducción electromagnética. Observó que una corriente momentánea aparecía en una bobina al pasar corriente por otra bobina cercana. Este principio es fundamental para la creación de transformadores y generadores eléctricos, elementos esenciales para la tecnología contemporánea.
_11zon.webp)
En el ámbito de la química, Faraday también dejó una huella significativa. Descubrió el benceno y desarrolló una versión inicial del quemador Bunsen, una herramienta común en los laboratorios modernos. Además, introdujo términos científicamente cruciales como ánodo, cátodo, electrodo e ión, que siguen siendo estándar en la electroquímica.
Otro logro importante fue el Efecto Faraday, demostrado en 1845, en el que Faraday mostró que un campo magnético puede influir en la luz polarizada, estableciendo una conexión esencial entre el electromagnetismo y la luz. Esta demostración fue una piedra angular en la comprensión de las propiedades físicas del mundo.
Como divulgador, Faraday también fue pionero. Estableció las Charlas Vespertinas de los Viernes y las Conferencias Juveniles de Navidad en la Royal Institution en 1826. Estas iniciativas buscaban acercar la ciencia al público en general, un objetivo que sigue siendo relevante hasta hoy.
El impacto de sus descubrimientos fue reconocido por científicos prominentes. Albert Einstein, por ejemplo, tenía un retrato de Faraday en su estudio, junto a otros íconos como Isaac Newton y James Clerk Maxwell. Ernest Rutherford describió a Faraday como uno de los más grandes descubridores científicos de todos los tiempos.
Faraday falleció el 25 de agosto de 1867 en Hampton Court, Molesey, Reino Unido. A pesar de su muerte, su legado permanece en la ciencia moderna, particularmente en los campos del electromagnetismo y la electroquímica, evidenciando su influencia perdurable. Albert Einstein valoraba tanto a Michael Faraday que colgaba un retrato del científico inglés en su estudio, junto a figuras tan icónicas como Isaac Newton y James Clerk Maxwell.