Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel, confirmó el lunes la puesta en marcha de una nueva fase “intensificada” de la ofensiva militar en la Franja de Gaza, centrada en mantener el control de territorios ocupados y provocar un desplazamiento significativo de la población palestina. El anuncio fue realizado luego de que el gabinete de seguridad israelí aprobara el plan para “conquistar” Gaza y sostener una presencia militar prolongada en el enclave, superando las directrices anteriores del gobierno israelí para la operación.
En un video publicado en X, Netanyahu señaló que el despliegue de soldados israelíes en Gaza será permanente, descartando la posibilidad de operaciones esporádicas o retiradas inmediatas, y enfatizó el traslado de la población civil palestina “para su protección”. La medida fue corroborada por el general de brigada Efi Dufferin, principal portavoz militar israelí, quien detalló que la denominada Operación Carros de Gedeón implica “un ataque a gran escala y el desplazamiento de la mayoría de la población de la Franja para protegerla en una zona libre de Hamás”, junto con la continuación de bombardeos, operaciones terrestres y desmantelamiento de infraestructura.
El plan fue respaldado por unanimidad por el gabinete de seguridad de Israel en una reunión celebrada la noche del domingo. Entre las disposiciones adoptadas figura la movilización de decenas de miles de reservistas para reforzar el despliegue y permitir que las tropas regulares sean transferidas a Gaza. Desde la reanudación de los bombardeos tras el colapso de un alto el fuego en marzo, Israel ha incrementado su control sobre más del 70% del enclave y establecido zonas de amortiguamiento de un kilómetro de ancho en el perímetro.
En cuanto a la situación de los rehenes, 58 personas siguen retenidas en Gaza desde el ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023, que dejó alrededor de 1.200 muertos, en su mayoría civiles israelíes. El ejército israelí, tras la movilización inicial de 360.000 reservistas adicionales a los 170.000 efectivos regulares, ha liberado a 130 rehenes y recuperado los cuerpos de al menos 40 más; fuentes del gobierno calculan que unos 24 podrían seguir con vida.
La ofensiva israelí ha resultado hasta el momento en la muerte de al menos 52.535 palestinos, la gran mayoría civiles, de acuerdo con el Ministerio de Salud de Gaza, y los reportes hospitalarios del lunes informaron de al menos 32 muertes más en ataques en la ciudad de Gaza, Beit Hanoun y Beit Lahiya. Gran parte de los 2,3 millones de habitantes de Gaza enfrenta una crisis humanitaria, con escasez severa de alimentos y un sistema de ayuda al borde del colapso tras más de dos meses de bloqueo israelí.
Israel sostiene que la intensificación militar y el bloqueo buscan presionar a Hamás para la liberación de rehenes y el desmantelamiento total de su estructura, y acusa al grupo de utilizar la ayuda humanitaria con fines bélicos. Sin embargo, agencias internacionales como la ONU y diversas ONGs han rechazado la propuesta israelí de sustituir el sistema actual de distribución de ayuda por centros operados por contratistas privados y custodiados por las Fuerzas de Defensa de Israel argumentando que obligaría a los civiles a desplazarse a zonas de combate, exacerbando el desplazamiento forzado y violando principios internacionales humanitarios.
Funcionarios israelíes han indicado que el desplazamiento voluntario de los residentes de Gaza hacia países vecinos, como Jordania o Egipto, propuesto en enero por el presidente estadounidense Donald Trump, sigue sobre la mesa como parte de la estrategia de reconstrucción, aunque no existen confirmaciones de acuerdos con dichos países. El viaje de Trump a Arabia Saudita, Catar y Emiratos Árabes Unidos, previsto para finales de mes, se perfila como clave en la negociación de un posible cese al fuego y la entrada de ayuda humanitaria.
La medida de ampliar la ocupación en Gaza encuentra resistencia tanto dentro como fuera de Israel. En Jerusalén, cientos de manifestantes, incluyendo representantes de familias de rehenes, han advertido que el incremento de la ofensiva pone en peligro la vida de los cautivos y criticaron la falta de claridad en los objetivos de la operación. Opositores en el parlamento israelí y líderes internacionales, como el secretario general de la ONU, António Guterres, y el Ministerio de Asuntos Exteriores británico, han condenado la expansión de la ofensiva y el riesgo de un aumento masivo de víctimas y destrucción en Gaza.
Mientras tanto, persiste la incertidumbre sobre la posibilidad de una ocupación completa del territorio y la viabilidad de los objetivos militares declarados tras 18 meses de conflicto, sin avances sustantivos en la destrucción total de Hamás ni en la liberación de todos los rehenes. El jefe del ejército israelí, teniente general Eyal Zamir, ha afirmado que las nuevas brigadas serán desplegadas progresivamente y que la operación terrestre ampliada dependerá del desarrollo de conversaciones diplomáticas en las próximas semanas.