Una reciente revisión científica publicada en la revista Science Signaling alerta sobre los numerosos efectos nocivos que trae consigo la falta de sueño en la salud humana, abarcando el metabolismo, el sistema cardiovascular, la memoria y las funciones cerebrales. El informe también subraya la conexión entre la privación de sueño y el desarrollo de enfermedades crónicas y neurodegenerativas.
El estudio destaca que dormir menos de 5 horas por noche o tener un sueño fragmentado provoca importantes alteraciones metabólicas en las células del cuerpo, incluidas las neuronas. Estas alteraciones no solo afectan la memoria a largo plazo, sino que también incrementan el riesgo de padecer obesidad, enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2. Además, la homeostasis energética, que regula el equilibrio de energía en el organismo, sufre una desregulación con la privación de sueño, afectando la eliminación de glucosa y las hormonas que controlan la saciedad.
A nivel cerebral, el sueño resulta crucial para la salud neurológica. Durante el descanso, el cerebro realiza una especie de "limpieza" de toxinas acumuladas, un proceso crítico que se ve interrumpido al privarse del sueño. Este impacto compromete funciones clave como la formación de sinapsis neuronales, esenciales para el aprendizaje y la memoria, y dificulta el mantenimiento del equilibrio energético del cerebro, un órgano que consume aproximadamente el 20% del oxígeno y el 25% de la glucosa de todo el cuerpo.
La falta de sueño también tiene implicaciones a largo plazo en la aparición de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson, ya que los cambios metabólicos que surgen con el insomnio son similares a los observados en estas patologías. De hecho, el insomnio se reconoce cada vez más como un factor de riesgo clave, y se ha documentado que las alteraciones en el sueño pueden preceder a otros síntomas en estas enfermedades.
Además, la investigación señala que la recuperación no es efectiva tras una noche sin dormir. Por ejemplo, dos noches posteriores de descanso adecuado no logran revertir completamente los déficits en la memoria causados por una privación de sueño total. La Sociedad Española de Neurología estima que entre un 20% y un 48% de la población enfrenta problemas para dormir, agravando aún más las consecuencias observadas en la salud metabólica y cerebral.
Asimismo, dormir menos de siete horas al día está relacionado con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, hipertensión y síndrome metabólico. Desde un punto de vista infeccioso, el estudio indica que la falta de sueño debilita el sistema inmunológico, aumentando la probabilidad de desarrollar obesidad y diabetes tipo 2.
En conclusión, el informe enfatiza la urgencia de tomar medidas para garantizar un descanso de calidad, ya que la privación del sueño es un importante desencadenante de varios desórdenes que afectan tanto al bienestar físico como mental del ser humano.
El cerebro, aunque representa solo el 2% del peso corporal, consume hasta el 25% de la glucosa total del organismo, lo que lo convierte en uno de los órganos más energéticamente demandantes durante el sueño.