Rusia ha comenzado a fortalecer de manera significativa sus bases militares a lo largo de la frontera con Finlandia, según imágenes satelitales e informes confirmados por funcionarios de la OTAN. Entre las nuevas instalaciones identificadas, destacan filas de tiendas de campaña, almacenes diseñados para albergar vehículos militares y trabajos de renovación en refugios para aviones de combate. Además, se ha detectado una intensa actividad de construcción en una base de helicópteros que había estado desocupada y cubierta de vegetación durante años.
Por el momento, las acciones rusas parecen estar en una etapa inicial de una expansión estratégica más ambiciosa, de acuerdo con fuentes de la Alianza Atlántica. Estas medidas, subrayan, difieren considerablemente de la acumulación de fuerzas vista antes de la invasión a gran escala de Ucrania en 2022. Actualmente, Rusia mantiene un bajo número de tropas en la frontera con Finlandia, situación que las autoridades finlandesas no consideran aún una amenaza grave. No obstante, la reciente adhesión de Finlandia a la OTAN, ocurrida hace dos años, ha modificado el equilibrio geopolítico: la frontera compartida de 1.340 kilómetros se ha convertido en la línea de contacto más extensa entre Rusia y la alianza occidental.
Analistas militares prevén que la frontera, con amplias áreas dentro del disputado Círculo Polar Ártico, podría convertirse en un foco de tensión en los próximos años. En esta región, Estados Unidos y Finlandia realizaron recientemente maniobras militares conjuntas, movilizando a cientos de soldados para simular un conflicto ártico, en el que Rusia figuraba como el adversario principal.
Las autoridades de defensa de Finlandia anticipan que, si la guerra de Ucrania disminuye su intensidad, miles de tropas rusas serían redistribuidas hacia la frontera finlandesa. Según sus estimaciones, Rusia podría triplicar el número de efectivos en ese sector en aproximadamente cinco años. Moscú, por su parte, considera necesario reforzar sus fronteras ante el avance de la OTAN. Así lo refleja la reciente expansión militar observada por analistas como Michael Kofman, del Fondo Carnegie para la Paz Internacional, quien concluye que la fuerza terrestre rusa superará los niveles previos a 2022 al culminar la reestructuración de distritos militares.
Los movimientos incluyen el regreso de helicópteros a una base cerca de Murmansk, en el Círculo Ártico, tras veinte años de inactividad, lo que aleja sistemas y equipos del alcance de drones ucranianos y los acerca más a territorio OTAN. Imágenes recientes dan cuenta de decenas de aviones de guerra estacionados en la base aérea de Olenya, ubicada también en el Ártico y a menos de 160 kilómetros de la frontera con Finlandia.
En la base rusa de Kamenka, a unos 64 kilómetros de Finlandia, se contabilizaron más de cien nuevas tiendas de campaña en el último año. También se ha constatado la construcción de instalaciones capaces de resguardar decenas de vehículos en Alakurtti y Petrozavodsk, e incluso bases con nueva infraestructura militar a 128 kilómetros de Estonia.
De acuerdo con Emil Kastehelmi, analista del grupo finlandés Black Bird, la tendencia rusa a ampliar brigadas a divisiones supone un crecimiento de tropas en la zona que ascenderá a miles de efectivos. El Ministerio de Defensa finlandés, a través de su director de política Janne Kuusela, advierte que Finlandia debe mantener la preparación militar, ya que prevé un aumento de la presencia rusa una vez que bajen los combates en Ucrania.