Rusia intensificó sus ataques masivos con drones sobre Ucrania por tercera noche consecutiva, lanzando un récord de 355 drones Shahed y nueve misiles de crucero durante la madrugada del 26 de mayo de 2025. Este es el mayor ataque con drones registrado desde el inicio de la invasión a gran escala en febrero de 2022 y causó al menos seis muertes y 24 heridos en distintas regiones del país. El día anterior, se emplearon 367 drones y misiles, provocando la muerte de al menos 12 personas, entre ellas tres menores, especialmente en la región de Zhytomyr.
Las ofensivas han impactado a más de 30 ciudades y pueblos, generando incendios y daños significativos en zonas residenciales. Estos ataques han sido posibles debido al aumento considerable en la producción doméstica de drones en Rusia, lo que ha reducido su dependencia de suministros exteriores, particularmente de Irán, en comparación con las etapas iniciales del conflicto.
Las reacciones políticas no se hicieron esperar. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, criticó duramente el accionar del Kremlin, afirmando que el mandatario ruso Vladimir Putin “ha ido absolutamente loco”. Trump escribió en Truth que Putin busca ahora el control total de Ucrania y advirtió que tal avance podría llevar a la “caída de Rusia”. Además, Trump cuestionó las declaraciones del presidente ucraniano Volodímir Zelenski, indicando que sus palabras agravan la situación para Ucrania. Respecto a la política exterior, el presidente estadounidense aseguró que está considerando “absolutamente” la imposición de nuevas sanciones contra Rusia, aunque hasta el momento no se han anunciado medidas específicas.
Por su parte, el presidente ucraniano Volodímir Zelenski, calificó de insuficiente la respuesta estadounidense y denunció el “silencio de América”. Zelenski reiteró que “cada ataque terrorista ruso es motivo suficiente para nuevas sanciones contra Rusia” y sostuvo que la ausencia de consecuencias internacionales sigue permitiendo que Moscú mantenga su ofensiva aérea. Exigió un incremento en la presión y la aplicación de sanciones más severas.
Algunos analistas estiman que la escalada en los ataques con drones podría perseguir fines de desmoralización social o formar parte de una ofensiva militar de mayor envergadura. La comunicación reciente entre Trump y Putin ha sido interpretada, en ciertos sectores, como una señal de que la presión estadounidense sobre Moscú se ha relajado, lo que posibilitaría para Rusia operar sin temor inmediato a represalias o sanciones adicionales.