Un reciente estudio ha explorado las adaptaciones genéticas de los papúes, quienes han estado aislados genéticamente durante unos 50,000 años. Analizando más de 120 genomas de papúes que habitan en diferentes altitudes, los investigadores encontraron variaciones genéticas significativas que afectan la composición sanguínea, ayudándolos a sobrevivir en sus entornos específicos. Un hallazgo notable es la presencia de genes Denisovanos, antiguos humanos que vivieron en Asia.
Los genes Denisovanos encontrados en los papúes afectan la función de una proteína denominada GBP2, la cual ayuda a combatir los patógenos prevalentes en altitudes bajas, como los parásitos que causan la malaria. Esta proteína podría haber sido seleccionada a lo largo de la evolución para mejorar la resistencia a las infecciones en estos entornos. De este modo, los papúes de tierras bajas presentan una mayor capacidad para combatir enfermedades que no están presentes en altitudes más elevadas.
Además, los papúes de tierras altas muestran mutaciones que les permiten adaptarse a la baja disponibilidad de oxígeno que caracteriza a estas regiones. Estas adaptaciones genéticas son críticas para la supervivencia en altitudes extremas, donde los niveles de oxígeno son mucho menores. Este estudio subraya cómo diferentes poblaciones dentro de una misma especie pueden evolucionar de maneras diversas en respuesta a sus entornos.
Los investigadores destacan la importancia de estas adaptaciones para comprender mejor las características biológicas que permiten a los humanos sobrevivir en distintos hábitats. Este descubrimiento también refleja la complejidad de la evolución humana, donde influencias genéticas ancestrales siguen desempeñando un papel relevante en la salud y la supervivencia.
Un reciente estudio ha explorado las adaptaciones genéticas de los papúes, quienes han estado aislados genéticamente durante unos 50,000 años. Analizando más de 120 genomas de papúes que habitan en diferentes altitudes, los investigadores encontraron variaciones genéticas significativas que afectan la composición sanguínea, ayudándolos a sobrevivir en sus entornos específicos. Un hallazgo notable es la presencia de genes Denisovanos, antiguos humanos que vivieron en Asia.
Los genes Denisovanos encontrados en los papúes afectan la función de una proteína denominada GBP2, la cual ayuda a combatir los patógenos prevalentes en altitudes bajas, como los parásitos que causan la malaria. Esta proteína podría haber sido seleccionada a lo largo de la evolución para mejorar la resistencia a las infecciones en estos entornos. De este modo, los papúes de tierras bajas presentan una mayor capacidad para combatir enfermedades que no están presentes en altitudes más elevadas.
Además, los papúes de tierras altas muestran mutaciones que les permiten adaptarse a la baja disponibilidad de oxígeno que caracteriza a estas regiones. Estas adaptaciones genéticas son críticas para la supervivencia en altitudes extremas, donde los niveles de oxígeno son mucho menores. Este estudio subraya cómo diferentes poblaciones dentro de una misma especie pueden evolucionar de maneras diversas en respuesta a sus entornos.
Los investigadores destacan la importancia de estas adaptaciones para comprender mejor las características biológicas que permiten a los humanos sobrevivir en distintos hábitats. Este descubrimiento también refleja la complejidad de la evolución humana, donde influencias genéticas ancestrales siguen desempeñando un papel relevante en la salud y la supervivencia.