La designación de Arabia Saudita como líder de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer de la ONU ha desencadenado un fuerte debate internacional. Esta elección, realizada a través de un voto secreto en el Consejo Económico y Social de la ONU, sitúa al reino en una posición de influencia sobre temas globales de igualdad de género, pese a su histórico récord de limitaciones a los derechos de las mujeres. El sistema de tutela masculina en Arabia Saudita, donde las decisiones vitales de las mujeres deben ser aprobadas por un guardián masculino, ejemplifica las restricciones impuestas.

Aunque el reino ha hecho avances marginales en derechos de las mujeres, como el acceso al empleo y la educación superior, estos esfuerzos son vistos por muchos como insuficientes frente a las estructuras legales y sociales profundamente arraigadas que perpetúan la desigualdad de género. Los críticos argumentan que el lugar de Arabia Saudita en la comisión puede socavar la credibilidad y la misión de la entidad de fomentar la igualdad y empoderamiento de las mujeres a nivel mundial.