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Aumento Alarmante: Más de 230 Millones de Mujeres y Niñas Afectadas por la Mutilación Genital Femenina

Un reciente informe de UNICEF revela un incremento del 15% en el número de mujeres y niñas que han sido sometidas a la mutilación genital femenina (MGF) en los últimos ocho años, elevando la cifra a más de 230 millones a nivel mundial.

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Aumento Alarmante: Más de 230 Millones de Mujeres y Niñas Afectadas por la Mutilación Genital Femenina

Un reciente informe de UNICEF revela un incremento del 15% en el número de mujeres y niñas que han sido sometidas a la mutilación genital femenina (MGF) en los últimos ocho años, elevando la cifra a más de 230 millones a nivel mundial.

“La mutilación genital femenina daña el cuerpo de las niñas, empaña su futuro y pone en peligro sus vidas”

- Catherine Russell, directora ejecutiva de UNICEF.

8/3/2024

El informe de UNICEF, publicado coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer, subraya la dramática situación que enfrentan millones de mujeres y niñas en todo el mundo, sometidas a la mutilación genital femenina (MGF), una práctica que no solo constituye una violación flagrante de sus derechos humanos sino que también tiene graves consecuencias físicas, psicológicas y sociales. A pesar de los esfuerzos internacionales y el progreso en algunos países para combatir esta práctica, el aumento poblacional en regiones donde la MGF es más común ha contribuido a un incremento del 15% en el número de mujeres y niñas afectadas, superando los 230 millones de casos.

Los datos revelan que África sigue siendo el continente con mayor número de víctimas de MGF, con 144 millones de casos, seguido por Asia con 80 millones y el Medio Oriente con 6 millones. La práctica implica la remoción parcial o total de los genitales femeninos externos, lo que puede causar sangrado fatal, infecciones, problemas de fertilidad, complicaciones en el parto y relaciones sexuales dolorosas.

La situación es particularmente crítica en países como Somalia, Guinea, Djibouti, Egipto, Sudán y Mali, donde las tasas de prevalencia son altísimas. Estos países, además, enfrentan desafíos adicionales como conflictos, shocks climáticos e inseguridad alimentaria, lo que dificulta la entrega de programas de apoyo a las niñas. Aunque en algunos lugares, como Kenia, se ha logrado un declive en la práctica gracias a la criminalización de la MGF en 2011, aún existen comunidades donde la ejecución y el progreso en la lucha contra la MGF han quedado estancados.

Algo Curioso
A pesar de los desafíos persistentes, el informe de UNICEF señala que la mitad del progreso realizado en los últimos 30 años contra la MGF ocurrió en la última década, destacando un cambio positivo en la mentalidad y las acciones contra esta práctica.

Desafíos Persistentes y la Necesidad de Acción Urgente

La reciente publicación de UNICEF, que marca un incremento preocupante en el número de mujeres y niñas sometidas a la mutilación genital femenina (MGF), ha despertado alarmas a nivel mundial. Este aumento se traduce en 30 millones más de mujeres y niñas afectadas en comparación con las cifras de 2016, resaltando la necesidad crítica de acelerar los esfuerzos para combatir esta práctica. La MGF, que incluye procedimientos como la remoción parcial o total del clítoris, labia minora, y la sutura de la abertura vaginal, representa no solo un riesgo inmediato de sangrado fatal o infecciones, sino también consecuencias a largo plazo como problemas de fertilidad, complicaciones en el parto, mortinatos y coito doloroso.

Un aspecto alarmante del informe es la tendencia hacia la realización de la MGF a edades cada vez más tempranas, con muchas niñas siendo sometidas a la práctica antes de cumplir los cinco años. Esta tendencia reduce significativamente la ventana de intervención para prevenir y erradicar la MGF. Además, se ha observado un desplazamiento hacia la medicalización de la práctica, donde los procedimientos son realizados por profesionales de la salud en lugar de cortadores tradicionales, complicando aún más la detección y prevención de la MGF.

La distribución geográfica de la MGF revela que, aunque 144 millones de casos se encuentran en África, la práctica también está presente en Asia con 80 millones de casos y en el Medio Oriente con 6 millones. La prevalencia varía significativamente entre países, con Somalia liderando las tasas a nivel mundial con un 98% de mujeres entre 15 y 49 años afectadas, seguido por Guinea, Djibouti, Egipto, Sudán y Mali con tasas también alarmantemente altas.

En respuesta a esta situación, UNICEF ha hecho un llamado a aumentar 27 veces el ritmo actual de progreso para erradicar la MGF para 2030, en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. Este desafío implica no solo cambiar normas sociales arraigadas y prácticas relacionadas con la MGF, que en algunas sociedades es considerada un rito de paso necesario, sino también abordar la percepción de que la práctica es una forma de preservar la castidad de las niñas y controlar su sexualidad.

El Rol Crítico de la Educación y la Legalidad en la Lucha contra la MGF

El incremento en el número de víctimas de la mutilación genital femenina (MGF) evidencia desafíos significativos en la lucha contra esta práctica, a pesar de los avances logrados en algunos países. La MGF afecta desproporcionadamente a comunidades en África, Asia y el Medio Oriente, con cifras que superan los 230 millones de mujeres y niñas a nivel mundial. Este aumento del 15% desde 2016 subraya la urgencia de intensificar los esfuerzos globales. La prevalencia de la MGF en países como Somalia, Guinea, y Djibouti, donde las tasas superan el 90%, pone de manifiesto la complejidad de erradicar una práctica profundamente arraigada en la tradición y la cultura.

La lucha contra la MGF no solo implica enfrentar barreras culturales y tradicionales, sino también abordar las estructuras legales y educativas deficientes que permiten su continuación. Aunque países como Kenia han visto una disminución significativa en la práctica gracias a legislaciones estrictas y campañas de concienciación, otros, como Gambia y Sierra Leona, enfrentan debates intensos sobre los derechos, la religión y la cultura, que obstaculizan los esfuerzos de erradicación. En Gambia, recientemente se propuso un proyecto de ley para derogar la prohibición de la MGF, lo que ha generado un debate nacional sobre la práctica.

Es crucial destacar que la MGF no es solamente un asunto de violencia de género, sino también una cuestión de derechos humanos que afecta la salud, la seguridad y el bienestar de las mujeres y niñas. Los efectos de la MGF, que van desde complicaciones severas en el parto hasta problemas de fertilidad y relaciones sexuales dolorosas, subrayan la importancia de abordar esta práctica desde múltiples frentes, incluyendo la educación, la legislación y el cambio de normas sociales.

“La mutilación genital femenina daña el cuerpo de las niñas, empaña su futuro y pone en peligro sus vidas”

- Catherine Russell, directora ejecutiva de UNICEF.

Mar 8, 2024
Colglobal News

El informe de UNICEF, publicado coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer, subraya la dramática situación que enfrentan millones de mujeres y niñas en todo el mundo, sometidas a la mutilación genital femenina (MGF), una práctica que no solo constituye una violación flagrante de sus derechos humanos sino que también tiene graves consecuencias físicas, psicológicas y sociales. A pesar de los esfuerzos internacionales y el progreso en algunos países para combatir esta práctica, el aumento poblacional en regiones donde la MGF es más común ha contribuido a un incremento del 15% en el número de mujeres y niñas afectadas, superando los 230 millones de casos.

Los datos revelan que África sigue siendo el continente con mayor número de víctimas de MGF, con 144 millones de casos, seguido por Asia con 80 millones y el Medio Oriente con 6 millones. La práctica implica la remoción parcial o total de los genitales femeninos externos, lo que puede causar sangrado fatal, infecciones, problemas de fertilidad, complicaciones en el parto y relaciones sexuales dolorosas.

La situación es particularmente crítica en países como Somalia, Guinea, Djibouti, Egipto, Sudán y Mali, donde las tasas de prevalencia son altísimas. Estos países, además, enfrentan desafíos adicionales como conflictos, shocks climáticos e inseguridad alimentaria, lo que dificulta la entrega de programas de apoyo a las niñas. Aunque en algunos lugares, como Kenia, se ha logrado un declive en la práctica gracias a la criminalización de la MGF en 2011, aún existen comunidades donde la ejecución y el progreso en la lucha contra la MGF han quedado estancados.

El informe de UNICEF, publicado coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer, subraya la dramática situación que enfrentan millones de mujeres y niñas en todo el mundo, sometidas a la mutilación genital femenina (MGF), una práctica que no solo constituye una violación flagrante de sus derechos humanos sino que también tiene graves consecuencias físicas, psicológicas y sociales. A pesar de los esfuerzos internacionales y el progreso en algunos países para combatir esta práctica, el aumento poblacional en regiones donde la MGF es más común ha contribuido a un incremento del 15% en el número de mujeres y niñas afectadas, superando los 230 millones de casos.

Los datos revelan que África sigue siendo el continente con mayor número de víctimas de MGF, con 144 millones de casos, seguido por Asia con 80 millones y el Medio Oriente con 6 millones. La práctica implica la remoción parcial o total de los genitales femeninos externos, lo que puede causar sangrado fatal, infecciones, problemas de fertilidad, complicaciones en el parto y relaciones sexuales dolorosas.

La situación es particularmente crítica en países como Somalia, Guinea, Djibouti, Egipto, Sudán y Mali, donde las tasas de prevalencia son altísimas. Estos países, además, enfrentan desafíos adicionales como conflictos, shocks climáticos e inseguridad alimentaria, lo que dificulta la entrega de programas de apoyo a las niñas. Aunque en algunos lugares, como Kenia, se ha logrado un declive en la práctica gracias a la criminalización de la MGF en 2011, aún existen comunidades donde la ejecución y el progreso en la lucha contra la MGF han quedado estancados.

Algo Curioso
A pesar de los desafíos persistentes, el informe de UNICEF señala que la mitad del progreso realizado en los últimos 30 años contra la MGF ocurrió en la última década, destacando un cambio positivo en la mentalidad y las acciones contra esta práctica.

Desafíos Persistentes y la Necesidad de Acción Urgente

La reciente publicación de UNICEF, que marca un incremento preocupante en el número de mujeres y niñas sometidas a la mutilación genital femenina (MGF), ha despertado alarmas a nivel mundial. Este aumento se traduce en 30 millones más de mujeres y niñas afectadas en comparación con las cifras de 2016, resaltando la necesidad crítica de acelerar los esfuerzos para combatir esta práctica. La MGF, que incluye procedimientos como la remoción parcial o total del clítoris, labia minora, y la sutura de la abertura vaginal, representa no solo un riesgo inmediato de sangrado fatal o infecciones, sino también consecuencias a largo plazo como problemas de fertilidad, complicaciones en el parto, mortinatos y coito doloroso.

Un aspecto alarmante del informe es la tendencia hacia la realización de la MGF a edades cada vez más tempranas, con muchas niñas siendo sometidas a la práctica antes de cumplir los cinco años. Esta tendencia reduce significativamente la ventana de intervención para prevenir y erradicar la MGF. Además, se ha observado un desplazamiento hacia la medicalización de la práctica, donde los procedimientos son realizados por profesionales de la salud en lugar de cortadores tradicionales, complicando aún más la detección y prevención de la MGF.

La distribución geográfica de la MGF revela que, aunque 144 millones de casos se encuentran en África, la práctica también está presente en Asia con 80 millones de casos y en el Medio Oriente con 6 millones. La prevalencia varía significativamente entre países, con Somalia liderando las tasas a nivel mundial con un 98% de mujeres entre 15 y 49 años afectadas, seguido por Guinea, Djibouti, Egipto, Sudán y Mali con tasas también alarmantemente altas.

En respuesta a esta situación, UNICEF ha hecho un llamado a aumentar 27 veces el ritmo actual de progreso para erradicar la MGF para 2030, en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. Este desafío implica no solo cambiar normas sociales arraigadas y prácticas relacionadas con la MGF, que en algunas sociedades es considerada un rito de paso necesario, sino también abordar la percepción de que la práctica es una forma de preservar la castidad de las niñas y controlar su sexualidad.

El Rol Crítico de la Educación y la Legalidad en la Lucha contra la MGF

El incremento en el número de víctimas de la mutilación genital femenina (MGF) evidencia desafíos significativos en la lucha contra esta práctica, a pesar de los avances logrados en algunos países. La MGF afecta desproporcionadamente a comunidades en África, Asia y el Medio Oriente, con cifras que superan los 230 millones de mujeres y niñas a nivel mundial. Este aumento del 15% desde 2016 subraya la urgencia de intensificar los esfuerzos globales. La prevalencia de la MGF en países como Somalia, Guinea, y Djibouti, donde las tasas superan el 90%, pone de manifiesto la complejidad de erradicar una práctica profundamente arraigada en la tradición y la cultura.

La lucha contra la MGF no solo implica enfrentar barreras culturales y tradicionales, sino también abordar las estructuras legales y educativas deficientes que permiten su continuación. Aunque países como Kenia han visto una disminución significativa en la práctica gracias a legislaciones estrictas y campañas de concienciación, otros, como Gambia y Sierra Leona, enfrentan debates intensos sobre los derechos, la religión y la cultura, que obstaculizan los esfuerzos de erradicación. En Gambia, recientemente se propuso un proyecto de ley para derogar la prohibición de la MGF, lo que ha generado un debate nacional sobre la práctica.

Es crucial destacar que la MGF no es solamente un asunto de violencia de género, sino también una cuestión de derechos humanos que afecta la salud, la seguridad y el bienestar de las mujeres y niñas. Los efectos de la MGF, que van desde complicaciones severas en el parto hasta problemas de fertilidad y relaciones sexuales dolorosas, subrayan la importancia de abordar esta práctica desde múltiples frentes, incluyendo la educación, la legislación y el cambio de normas sociales.

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