Este mes, Bangladesh ha experimentado una de las olas de calor más intensas de las últimas décadas, con temperaturas que han alcanzado máximos históricos. Esta situación ha llevado al cierre de escuelas y colegios en todo el país, afectando a más de 33 millones de niños y jóvenes que han tenido que interrumpir sus estudios. El Ministerio de Educación Primaria y de Masas tomó la decisión después de registrar temperaturas de hasta 42.2°C en algunas regiones, superando los promedios históricos y poniendo en riesgo la salud de los estudiantes.
El impacto de esta ola de calor no solo afecta a la educación, sino también a la salud pública y la agricultura, incrementando los casos de enfermedades relacionadas con el calor como golpes de calor y deshidratación. Hospitales y clínicas han sido alertados para prepararse ante un aumento en la demanda de servicios médicos, especialmente para tratar problemas relacionados con las altas temperaturas.
Organizaciones internacionales como Save the Children y UNICEF han expresado su preocupación por la situación, subrayando la vulnerabilidad de los niños en contextos de pobreza y crisis climáticas. Estas condiciones extremas han forzado también a la población a buscar alivio espiritual, organizando masivas oraciones por la lluvia, una práctica cultural y religiosa común en la región en tiempos de crisis.
Mientras tanto, la comunidad científica reitera que el cambio climático está intensificando la frecuencia, duración e intensidad de las olas de calor, lo que requiere una acción urgente y coordinada para mitigar sus efectos y adaptar las políticas públicas para proteger especialmente a los más vulnerables.