Kseniia Petrova, científica de 30 años, permanece detenida por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en el Centro Correccional Richwood en Monroe, Luisiana, desde el 16 de febrero de 2023. La investigadora trabajaba en un laboratorio de la Facultad de Medicina de Harvard, estudiando cómo contrarrestar los daños del envejecimiento celular. Sin embargo, su arresto se produjo tras regresar de Francia con muestras de embriones de rana, llevadas a petición de su supervisor en Harvard sin declararlas en la aduana. Esto resultó en la cancelación inmediata de su visa tipo J-1, patrocinada por la universidad, acusándola de infringir normativas aduaneras.
Aunque este tipo de infracción suele castigarse con una multa de hasta 500 dólares, Petrova fue sometida a detención y puesta en proceso de deportación. En su defensa, argumentó que regresar a Rusia la colocaría en grave riesgo debido a su activismo político contra el presidente Vladimir Putin y la invasión de Ucrania. En marzo de 2022, participó en manifestaciones en Moscú, lo que resultó en su arresto y una multa administrativa de aproximadamente 200 dólares. Ante el temor de una represión mayor, huyó de su país tan solo dos días después del incidente.
Su detención en Luisiana se enmarca en la estricta política migratoria de la administración del presidente Donald Trump. ICE ha denegado dos solicitudes de libertad condicional presentadas por su abogado, Greg Romanovsky, argumentando que ella representa un riesgo de fuga y una amenaza a la seguridad nacional. Petrova comparte una celda estilo cuartel con cerca de 90 mujeres, muchas provenientes de América Latina y Asia, en condiciones de hacinamiento con acceso limitado a comodidades básicas. La científica, quien no puede trabajar porque ICE confiscó su computadora, pasa los días leyendo libros sobre evolución celular y jugando al ajedrez.
El caso de Petrova, que ha captado la atención de científicos y activistas rusos exiliados, también refleja tensiones políticas y éticas más amplias. Figuras prominentes de la oposición rusa han advertido que deportarla sería un acto especialmente alarmante para lo que se percibe como la entrega de un disidente al régimen de Putin. Mientras tanto, en Harvard, su ausencia ha dejado un vacío tanto personal como profesional. Colegas como Leon Peshkin han destacado su excepcional habilidad para combinar biología celular y aprendizaje automatizado, cualidades críticas en las investigaciones del laboratorio donde trabajaba.
En Francia, Petrova había adquirido las muestras de embriones de rana necesarias para su investigación, después de que intentos anteriores de enviarlas por correo no resultaran exitosos debido al deterioro de las mismas en el transporte. Según documentos legales, los agentes de la Patrulla Fronteriza encontraron las muestras en su equipaje tras una inspección canina. Aunque ella argumentó desconocer las normativas, su visa fue revocada bajo la acusación de fraude y evasión sabia de la ley. Lucas Guttentag, profesor de Derecho de Stanford, revisó el caso y consideró que las agencias gubernamentales habían excedido su autoridad, calificando la decisión como arbitraria y excesiva.
La comunidad científica ha demostrado creciente preocupación por este caso. Dos semanas atrás, colegas de Petrova iniciaron una campaña en GoFundMe para cubrir los costos legales de su defensa. Sin embargo, las protestas públicas de la Universidad de Harvard han sido limitadas. Marina Sakharov-Liberman, nieta de Andrey Sakharov, calificó de "extraordinario" que la institución no haya ejercido una presión más firme para exigir la liberación de la científica.
Más allá de los desafíos legales y políticos, Petrova continúa enfocada en la biología celular, el campo que define su vida. Desde la prisión, estudia la meiosis y su relación con las marcas epigenéticas en óvulos y espermatozoides, temas centrales en su investigación para contrarrestar el envejecimiento. “Aunque me liberen, me sentiré mucho menos segura”, admitió sobre los efectos que esta experiencia podría tener en la calidad de su trabajo. Mientras tanto, su futuro en Estados Unidos sigue siendo incierto, y su audiencia para solicitar asilo será crucial para determinar si podrá conCientífica rusa que investigaba el envejecimiento en Harvard es detenida por ICE y enfrenta posible deportación a Rusiatinuar refugiándose o enfrentará el riesgo de represión en Rusia.
El Laboratorio Kirschner de Harvard, donde trabajaba Kseniia Petrova, cuenta con un extraordinario acuario conocido como el "palacio de las ranas", donde se estudian huevos gigantes de rana xenopus, fundamentales para investigaciones sobre regeneración celular y reparación de daños en el desarrollo embrionario.