En el Reino Unido, el ahogamiento representa una de las principales causas de muerte accidental, superando incluso a incidentes como incendios en el hogar y accidentes de ciclismo. Cada año, aproximadamente 400 personas pierden la vida en aguas costeras e interiores del país. Una de las preocupantes estadísticas es que el 40% de estos eventos ocurre cuando las personas no planeaban estar en el agua, siendo sorprendidas por situaciones como mareas crecientes.
A nivel nacional, se realizan más de 100,000 rescates acuáticos anualmente. Si bien estos rescates salvan vidas, muchos sobrevivientes enfrentan serias secuelas, incluyendo lesiones y trastornos de estrés postraumático. Las estadísticas revelan que los hombres representan un 80% más de probabilidades de ahogarse en comparación con las mujeres, con un mayor riesgo en hombres de mediana edad y adolescentes. Factores como nadar solos, hacerlo de noche, el consumo de alcohol y la falta de chalecos salvavidas incrementan considerablemente los riesgos.
Para aumentar las probabilidades de supervivencia en caso de caer inesperadamente al agua, los expertos recomiendan seguir ciertos pasos cruciales. El primer consejo es "flotar para vivir", manteniendo la cabeza hacia atrás con las orejas sumergidas para mantener las vías respiratorias abiertas. Es esencial regular la respiración y evitar el pánico. Además, se aconseja realizar movimientos suaves con las manos para mantenerse a flote, sin preocuparse si las piernas se hunden. Extender los brazos y las piernas también ayuda a mantener la estabilidad en el agua.
En situaciones de emergencia, es importante saber que no se debe saltar al agua para intentar rescatar a alguien en peligro. En su lugar, es más efectivo gritarles los pasos de "flotar para vivir" y llamar a los servicios de emergencia para que intervengan.
Una iniciativa destacada en este ámbito es la investigación llevada a cabo por un equipo de académicos de la Universidad de Bournemouth. Ellos están trabajando en mejorar la comunicación sobre seguridad acuática a través de simulaciones de realidad virtual. Utilizan sensores emocionales para entender cómo las emociones, como el miedo, afectan la toma de decisiones en situaciones de riesgo acuático.
El entorno también juega un papel crucial en los riesgos de ahogamiento. Las aguas interiores, como canales y lagos, suelen estar más frías y pueden ocultar peligros como corrientes y desechos. Caer al agua de forma inesperada, ya sea por una ola o un resbalón, incrementa significativamente el riesgo de ahogamiento.
El conjunto de datos y recomendaciones recopilados es fundamental para la seguridad en actividades acuáticas y podría ser clave en la prevención de futuras tragedias.Las simulaciones de realidad virtual, utilizadas por los académicos de la Universidad de Bournemouth, permiten estudiar cómo las emociones afectan la toma de decisiones en situaciones de riesgo, ofreciendo una herramienta avanzada para mejorar la seguridad acuática.