Donald Trump, actual presidente de Estados Unidos, enfrenta una intensa ola de críticas por su papel en la promoción de negocios de criptomonedas vinculados a su familia y por la flexibilización de regulaciones que ha beneficiado directamente a estas empresas. La polémica se intensificó tras la organización de una cena el 22 de mayo en su club de golf de Virginia, donde 220 principales compradores del memecoin $Trump, una criptomoneda sin valor intrínseco, pagaron unos 148 millones de dólares para acceder al evento y a una recepción privada con los 25 mayores inversores, según la firma Inca Digital.
La empresa central en los negocios familiares, World Liberty Financial (WLF), fue creada el pasado otoño y actualmente es controlada en su mayoría por la familia Trump, con derecho a cerca de 400 millones de dólares en comisiones y al 75% de los ingresos de ventas de sus tokens. En marzo, Reuters reportó que World Liberty Financial había conseguido inversiones superiores a los 500 millones de dólares en pocos meses. En una reciente operación, WLF fue seleccionada para manejar una parte fundamental del acuerdo de inversión de 2.000 millones de dólares entre el fondo MGX de Abu Dhabi, respaldado por el gobierno de Emiratos Árabes Unidos, y Binance, que en 2023 se declaró culpable de lavado de dinero en EE. UU. y pagó más de 4.000 millones de dólares en multas.
La stablecoin USD1, desarrollada por WLF y lanzada en marzo, será utilizada como medio para transferir los fondos en Binance, el mayor intercambio de criptomonedas del mundo, lo que ha acentuado la preocupación en el Congreso estadounidense, dado el historial legal de la plataforma y la coincidencia con el impulso de la "Ley Genius" en el Senado, la cual flexibiliza la regulación de monedas estables y ha recibido críticas por ser demasiado laxa.
El valor estimado de los negocios de criptomonedas ligados a la familia Trump superaba los 2.900 millones de dólares a mediados de marzo, según un informe del Fondo Estatal de Defensores de la Democracia. Este crecimiento, logrado en menos de un año, ha encendido alarmas entre legisladores demócratas y organismos de control. El senador Jeff Merkley y el líder demócrata Chuck Schumer presentaron este mes una iniciativa respaldada por 20 demócratas para prohibir que Trump utilice su cargo para beneficiar estos negocios.
Entre los principales inversores destaca Justin Sun, nacido en China, quien desembolsó cerca de 20 millones de dólares en monedas $Trump y previamente al menos 75 millones de dólares en WLF, convirtiéndose en el principal accionista y asesor. Otro gran comprador fue la red MemeCore, con sede en Singapur, que invirtió 18 millones de dólares. Informes de Bloomberg indican que 19 de las 25 principales billeteras de $Trump pertenecen a usuarios fuera de EE. UU., evidenciando la presencia significativa de capital extranjero en el esquema.
Las designaciones de Trump a la Comisión de Bolsa y Valores (SEC) y la agencia de criptomonedas e inteligencia artificial también han sido objeto de controversia, ya que la SEC ha suspendido investigaciones y litigios contra más de una docena de firmas de criptomonedas. Entre estas suspensiones destaca la paralización del caso abierto contra Justin Sun en 2023, quien era acusado de manipulación de mercado y fraude, lo que llevó a la senadora Elizabeth Warren y a la congresista Maxine Waters a cuestionar la influencia de los lazos financieros entre Sun y la familia Trump en las decisiones regulatorias.
Por su parte, el Departamento de Justicia cerró en abril el equipo nacional de control de criptomonedas, bajo el argumento de que no era el organismo encargado de regular activos digitales, justificando la medida en una orden ejecutiva pro-criptomonedas firmada por Trump en enero.
El presidente, su familia y la Casa Blanca han desestimado las críticas sobre conflictos de interés, alegando que Trump no participa en la administración diaria de las empresas y que sus intereses están bajo un fideicomiso gestionado por sus hijos y supervisado por un abogado especialista en ética, aunque esto no ha mitigado las preocupaciones respecto a la venta de acceso y potencial compra de influencia.
En marzo, Trump organizó en la Casa Blanca una cumbre de criptomonedas ante líderes del sector, en la que se comprometió a finalizar la “guerra contra las criptomonedas” iniciada, según él, por la administración Biden. Su cambio de postura, desde tildar a Bitcoin de “estafa” en 2021 hasta comprometerse a hacer de EE.UU. la “capital mundial de las criptomonedas”, le permitió recaudar millones en donaciones para su campaña.
Los conflictos de intereses y posibles riesgos para la seguridad nacional han sido señalados por expertos como Larry Noble, ex asesor de la Comisión Federal Electoral, y por la senadora Lummis de Wyoming, promotora de la “Ley Genius”, quien manifestó reservas ante la magnitud de compras extranjeras de $Trump. El excongresista republicano Dave Trott aseveró que “Trump ha llevado la corrupción y el autocontrato a un nuevo nivel”, criticando la falta de oposición entre sus compañeros de partido.
El representante demócrata Jamie Raskin enfatizó que el patrimonio personal y familiar de Trump aumentó en miles de millones de dólares este año como resultado directo de las operaciones con criptomonedas, y advirtió sobre las posibilidades de que fondos extranjeros ingresen a las finanzas familiares presidenciales a través de estos mecanismos.
El negocio de criptomonedas de Trump y World Liberty Financial, con estructura opaca y rápido crecimiento, ha generado demandas legislativas para evitar que el presidente pueda valerse de su posición para obtener beneficios económicos directos, especialmente en un sector donde la falta de transparencia, los antecedentes de delitos financieros y los vínculos de inversores extranjeros, incluida la reciente inversión de 2.000 millones de dólares del fondo de Abu Dhabi en Binance utilizando la stablecoin de WLF, mantienen encendidas las alertas éticas y de seguridad en Estados Unidos.