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Conversaciones de paz entre Ucrania y Rusia en Estambul quedan estancadas tras ausencia de Putin

La reanudación de las negociaciones directas entre Ucrania y Rusia en Estambul, prevista para el 15 de mayo de 2025, no produjo avances sustanciales debido a la ausencia del presidente ruso, Vladimir Putin, y la baja representación de la delegación rusa, lo que aumentó las dudas sobre el compromiso de Moscú con el proceso de paz.

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Conversaciones de paz entre Ucrania y Rusia en Estambul quedan estancadas tras ausencia de Putin

La reanudación de las negociaciones directas entre Ucrania y Rusia en Estambul, prevista para el 15 de mayo de 2025, no produjo avances sustanciales debido a la ausencia del presidente ruso, Vladimir Putin, y la baja representación de la delegación rusa, lo que aumentó las dudas sobre el compromiso de Moscú con el proceso de paz.

"La delegación rusa es decorativa y carece de autoridad para tomar decisiones", declaró Volodymyr Zelenskyy, presidente de Ucrania.

15/5/2025

Las conversaciones de paz entre Ucrania y Rusia realizadas en Estambul representan el primer diálogo directo entre ambos países desde marzo de 2022. La delegación ucraniana fue encabezada por el ministro de Defensa, Rustem Umerov, e incluyó altos funcionarios y responsables de inteligencia. El presidente ruso, Vladimir Putin, había propuesto originalmente el encuentro, pero no asistió a las negociaciones, enviando en su lugar al asesor presidencial Vladimir Medinsky, quien ya había liderado conversaciones fallidas en 2022.

El inicio de las reuniones, programadas para el 15 de mayo, sufrió un retraso y comenzó finalmente el 16 de mayo debido a la ausencia de Putin. La sesión se celebró en el Palacio Dolmabahçe de Estambul, un sitio previamente utilizado para rondas infructuosas de negociaciones. Al no contar Rusia con altos representantes, la iniciativa fue percibida internacionalmente como una muestra de desinterés. Zelenskyy manifestó en una rueda de prensa en Ankara su decepción por la conformación de la delegación rusa, calificándola de "decorativa" y sin capacidad real de decisión.

Por su parte, la delegación ucraniana manifestó disposición a negociar un alto el fuego inmediato de 30 días como fase inicial hacia la desescalada, aunque dejó claro que las expectativas de avance eran mínimas dada la composición y disposición de la contraparte rusa. La actitud de Moscú aumentó el escepticismo entre los actores internacionales, ya que la representación rusa fue interpretada como una falta de seriedad en el proceso de búsqueda de una solución negociada.

El impacto internacional de la ausencia de Putin fue inmediato. El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, señaló que no habría avances relevantes mientras Trump y Putin no mantuvieran un encuentro directo, subrayando el peso de la relación entre ambos mandatarios en el rumbo de las negociaciones. Donald Trump, quien ocupa la presidencia de Estados Unidos, también declaró que “nada sucederá” hasta que él y Putin se reúnan para discutir la situación, reforzando el papel central de los encuentros bilaterales de alto nivel en la dinámica del conflicto.

Las delegaciones de Ucrania y Rusia arribaron por separado a diferentes ciudades de Turquía, lo que generó aún más incertidumbre respecto a la realización de los diálogos. Aunque fuentes rusas aseguraron disposición a discutir “posibles compromisos”, la postura del gobierno ucraniano mantuvo un tono escéptico frente a la posibilidad de lograr avances auténticos con una delegación de bajo perfil.

La falta de progreso y la percepción de un “desaire” por parte de Putin llevaron a Zelenskyy y a varios aliados europeos a exigir la aplicación de nuevas sanciones por parte de Estados Unidos contra Rusia si no se alcanzaba un alto el fuego, lo que podría resultar en un endurecimiento adicional de la presión internacional sobre Moscú.

En resumen, la ronda de negociaciones directas celebrada en Estambul, la primera de su tipo en tres años, concluyó en un ambiente de incertidumbre y desconfianza, sin resultados tangibles y con el proceso de paz supeditado a la posibilidad de una futura reunión entre los presidentes Trump y Putin para destrabar el diálogo.

Algo Curioso

"La delegación rusa es decorativa y carece de autoridad para tomar decisiones", declaró Volodymyr Zelenskyy, presidente de Ucrania.

May 15, 2025
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Las conversaciones de paz entre Ucrania y Rusia realizadas en Estambul representan el primer diálogo directo entre ambos países desde marzo de 2022. La delegación ucraniana fue encabezada por el ministro de Defensa, Rustem Umerov, e incluyó altos funcionarios y responsables de inteligencia. El presidente ruso, Vladimir Putin, había propuesto originalmente el encuentro, pero no asistió a las negociaciones, enviando en su lugar al asesor presidencial Vladimir Medinsky, quien ya había liderado conversaciones fallidas en 2022.

El inicio de las reuniones, programadas para el 15 de mayo, sufrió un retraso y comenzó finalmente el 16 de mayo debido a la ausencia de Putin. La sesión se celebró en el Palacio Dolmabahçe de Estambul, un sitio previamente utilizado para rondas infructuosas de negociaciones. Al no contar Rusia con altos representantes, la iniciativa fue percibida internacionalmente como una muestra de desinterés. Zelenskyy manifestó en una rueda de prensa en Ankara su decepción por la conformación de la delegación rusa, calificándola de "decorativa" y sin capacidad real de decisión.

Por su parte, la delegación ucraniana manifestó disposición a negociar un alto el fuego inmediato de 30 días como fase inicial hacia la desescalada, aunque dejó claro que las expectativas de avance eran mínimas dada la composición y disposición de la contraparte rusa. La actitud de Moscú aumentó el escepticismo entre los actores internacionales, ya que la representación rusa fue interpretada como una falta de seriedad en el proceso de búsqueda de una solución negociada.

El impacto internacional de la ausencia de Putin fue inmediato. El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, señaló que no habría avances relevantes mientras Trump y Putin no mantuvieran un encuentro directo, subrayando el peso de la relación entre ambos mandatarios en el rumbo de las negociaciones. Donald Trump, quien ocupa la presidencia de Estados Unidos, también declaró que “nada sucederá” hasta que él y Putin se reúnan para discutir la situación, reforzando el papel central de los encuentros bilaterales de alto nivel en la dinámica del conflicto.

Las delegaciones de Ucrania y Rusia arribaron por separado a diferentes ciudades de Turquía, lo que generó aún más incertidumbre respecto a la realización de los diálogos. Aunque fuentes rusas aseguraron disposición a discutir “posibles compromisos”, la postura del gobierno ucraniano mantuvo un tono escéptico frente a la posibilidad de lograr avances auténticos con una delegación de bajo perfil.

La falta de progreso y la percepción de un “desaire” por parte de Putin llevaron a Zelenskyy y a varios aliados europeos a exigir la aplicación de nuevas sanciones por parte de Estados Unidos contra Rusia si no se alcanzaba un alto el fuego, lo que podría resultar en un endurecimiento adicional de la presión internacional sobre Moscú.

En resumen, la ronda de negociaciones directas celebrada en Estambul, la primera de su tipo en tres años, concluyó en un ambiente de incertidumbre y desconfianza, sin resultados tangibles y con el proceso de paz supeditado a la posibilidad de una futura reunión entre los presidentes Trump y Putin para destrabar el diálogo.

Las conversaciones de paz entre Ucrania y Rusia realizadas en Estambul representan el primer diálogo directo entre ambos países desde marzo de 2022. La delegación ucraniana fue encabezada por el ministro de Defensa, Rustem Umerov, e incluyó altos funcionarios y responsables de inteligencia. El presidente ruso, Vladimir Putin, había propuesto originalmente el encuentro, pero no asistió a las negociaciones, enviando en su lugar al asesor presidencial Vladimir Medinsky, quien ya había liderado conversaciones fallidas en 2022.

El inicio de las reuniones, programadas para el 15 de mayo, sufrió un retraso y comenzó finalmente el 16 de mayo debido a la ausencia de Putin. La sesión se celebró en el Palacio Dolmabahçe de Estambul, un sitio previamente utilizado para rondas infructuosas de negociaciones. Al no contar Rusia con altos representantes, la iniciativa fue percibida internacionalmente como una muestra de desinterés. Zelenskyy manifestó en una rueda de prensa en Ankara su decepción por la conformación de la delegación rusa, calificándola de "decorativa" y sin capacidad real de decisión.

Por su parte, la delegación ucraniana manifestó disposición a negociar un alto el fuego inmediato de 30 días como fase inicial hacia la desescalada, aunque dejó claro que las expectativas de avance eran mínimas dada la composición y disposición de la contraparte rusa. La actitud de Moscú aumentó el escepticismo entre los actores internacionales, ya que la representación rusa fue interpretada como una falta de seriedad en el proceso de búsqueda de una solución negociada.

El impacto internacional de la ausencia de Putin fue inmediato. El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, señaló que no habría avances relevantes mientras Trump y Putin no mantuvieran un encuentro directo, subrayando el peso de la relación entre ambos mandatarios en el rumbo de las negociaciones. Donald Trump, quien ocupa la presidencia de Estados Unidos, también declaró que “nada sucederá” hasta que él y Putin se reúnan para discutir la situación, reforzando el papel central de los encuentros bilaterales de alto nivel en la dinámica del conflicto.

Las delegaciones de Ucrania y Rusia arribaron por separado a diferentes ciudades de Turquía, lo que generó aún más incertidumbre respecto a la realización de los diálogos. Aunque fuentes rusas aseguraron disposición a discutir “posibles compromisos”, la postura del gobierno ucraniano mantuvo un tono escéptico frente a la posibilidad de lograr avances auténticos con una delegación de bajo perfil.

La falta de progreso y la percepción de un “desaire” por parte de Putin llevaron a Zelenskyy y a varios aliados europeos a exigir la aplicación de nuevas sanciones por parte de Estados Unidos contra Rusia si no se alcanzaba un alto el fuego, lo que podría resultar en un endurecimiento adicional de la presión internacional sobre Moscú.

En resumen, la ronda de negociaciones directas celebrada en Estambul, la primera de su tipo en tres años, concluyó en un ambiente de incertidumbre y desconfianza, sin resultados tangibles y con el proceso de paz supeditado a la posibilidad de una futura reunión entre los presidentes Trump y Putin para destrabar el diálogo.

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