El parlamento de Corea del Sur ha votado de manera abrumadora a favor de la prohibición de la cría, matanza, distribución y venta de perros para su consumo como carne. Esta decisión, aclamada como una "victoria histórica" por los defensores del bienestar animal, pone fin a una práctica que algunos consideran que se remonta a siglos atrás. Aunque la ley no penaliza el consumo, las medidas efectivamente pondrán fin a la ingesta de carne de perro, una costumbre que ha disminuido drásticamente en las últimas décadas, especialmente entre los jóvenes surcoreanos que consideran a los perros como mascotas familiares.
La prohibición, que se aplicará a partir de 2027 después de un período de gracia de tres años, impone penas de hasta tres años de prisión o multas máximas de 30 millones de wones (aproximadamente 17,900 libras esterlinas) a los infractores. La ley incluye paquetes de compensación para ayudar a las empresas a salir de la industria, según informes de los medios. En una encuesta reciente realizada por el grupo de pensamiento con sede en Seúl Animal Welfare Awareness, Research and Education, más del 94% de los encuestados dijeron que no habían comido carne de perro en el último año, mientras que el 93% dijo que no lo haría en el futuro.
A pesar del marcado declive en el consumo, alrededor de 1,150 granjas continúan criando perros para carne, mientras que 1,600 restaurantes venden platos de carne de perro en Corea del Sur, según el ministerio de agricultura. Los activistas han señalado durante mucho tiempo a la industria como cruel, con perros electrocutados o colgados cuando son sacrificados para su carne. Los comerciantes, que en noviembre amenazaron con liberar 2 millones de perros cerca de la oficina presidencial en Seúl para protestar contra la prohibición anticipada, afirman que han hecho el proceso de sacrificio más humano.