La COP28, la cumbre climática de la ONU, concluyó con un acuerdo que ha sido calificado por científicos y expertos como “devastador” y “peligroso” dada la urgente necesidad de acciones concretas para abordar la crisis climática. A pesar de que 130 de los 198 países negociadores en Dubái respaldaron la eliminación de los combustibles fósiles, esta propuesta fue bloqueada por estados petroleros, incluyendo Arabia Saudita. El acuerdo final, que llama a una "transición" lejos de los combustibles fósiles, ha sido criticado por su ambigüedad y por no estar a la altura de la gravedad de la emergencia climática.
El Prof. Michael Mann, climatólogo y geofísico de la Universidad de Pennsylvania, expresó su decepción ante la falta de un compromiso firme para eliminar los combustibles fósiles, comparando la situación con prometer a un médico una "transición" lejos de los donuts tras ser diagnosticado con diabetes. Por su parte, la Dra. Magdalena Skipper, editora en jefe de la revista científica Nature, enfatizó la claridad de la ciencia: los combustibles fósiles deben ser eliminados. Un editorial en Nature calificó el fracaso en la eliminación como “más que una oportunidad perdida”, sino como algo “peligroso” y contrario a los objetivos centrales del Acuerdo de París de 2015.
Sir David King, presidente del Grupo Asesor sobre la Crisis Climática y ex asesor científico jefe del Reino Unido, criticó la redacción del acuerdo como débil. Señaló que para mantener viable el objetivo de 1.5°C, se requiere un compromiso total con una serie de medidas de gran alcance, incluyendo la eliminación total de los combustibles fósiles. Los científicos señalaron que el acuerdo contenía muchas lagunas, incluyendo el llamado a "acelerar" la captura y almacenamiento de carbono para atrapar emisiones de la quema de combustibles fósiles, una opción que puede desempeñar un papel menor en el mejor de los casos.