El 27 de mayo de 2025, miles de palestinos acudieron a un almacén del Programa Mundial de Alimentos (PMA) en Deir al-Balah, gestionado por la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF), tras 80 días de bloqueo total a la asistencia alimentaria y humanitaria en la región. El suceso terminó con cuatro personas muertas—dos por aplastamiento entre la multitud y dos por heridas de bala. Al menos 48 personas, entre ellas mujeres y niños, resultaron heridas, varias por disparos.
El caos comenzó cuando la multitud atravesó las paredes metálicas del almacén, colapsando la seguridad y precipitando una estampida. Durante el tumulto, testigos afirmaron haber escuchado disparos provenientes de tanques y helicópteros militares israelíes en el nuevo centro de ayuda del sur de Gaza. Las circunstancias exactas de los disparos no han sido esclarecidas, pues no se ha determinado si las muertes y heridas por balas fueron causadas por militares israelíes o por contratistas privados en el sitio.
La Fundación Humanitaria de Gaza reportó la entrega de aproximadamente 14,550 cajas de alimentos en esa jornada, cada una diseñada para alimentar a 5.5 personas durante tres días y medio, lo cual suma un total de 840,262 comidas. Sin embargo, el nuevo sistema de distribución implementado tras la designación de la GHF—organización criticada por su inexperiencia en estas operaciones—ha sido objeto de cuestionamientos por parte de la ONU y múltiples organizaciones humanitarias. Señalan que esta estrategia no es suficiente para cubrir las necesidades de la población gazatí, estimada en 2.3 millones, y advierten que facilita el control israelí sobre el acceso a la comida.
Philippe Lazzarini, jefe de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (UNRWA), calificó el sistema de “desperdicio de recursos” y lo describió como un mecanismo que desvía la atención de la gravedad de la crisis humanitaria. Según estimaciones recientes, cerca de 71,000 niños menores de cinco años en Gaza podrían encontrarse en situación de "desnutrición aguda", reflejo de la dramática escasez alimentaria y el progresivo colapso de la seguridad alimentaria en el enclave.
La GHF ha asumido la distribución de la ayuda tras la exclusión de la ONU como intermediario principal, una disposición implementada por Israel, en un contexto donde la asistencia sigue restringida y la alimentación se ha convertido en un recurso de difícil acceso para la población civil.
El incidente expone la gravedad de la crisis humanitaria en curso en Gaza, marcada por la escasez de recursos básicos y las crecientes dificultades de acceso para la asistencia internacional.