En el departamento de Nariño, al suroccidente de Colombia, los líderes sociales han realizado fuertes denuncias sobre un cambio significativo en el paisaje de los grupos armados ilegales. Según las denuncias, las disidencias del Ejército de Liberación Nacional (ELN) han adoptado una nueva identidad bajo el nombre de Autodefensas Unidas de Nariño (AUN). Este nuevo grupo ha logrado establecerse en 12 municipios, contando con aproximadamente 350 hombres armados.
Las AUN emergieron en la localidad de Linares, vecina a Samaniego, donde actualmente se desarrollan negociaciones de paz entre los Comuneros del Sur, un grupo que se separó del ELN, y el Gobierno Nacional. Este contexto, sumado al hecho de que Nariño posee los mayores cultivos de uso ilícito en Colombia, ha incrementado la preocupación y desconfianza de la población.
Los líderes sociales sostienen que las AUN son simplemente los Comuneros del Sur bajo una nueva denominación. La Defensoría del Pueblo ha emitido alertas por una posible alianza bélica entre las AUN, los Comuneros del Sur y la Segunda Marquetalia, otro grupo disidente de las FARC.
Desde su aparición, las AUN han mantenido una comunicación distante con la comunidad y han distribuido panfletos presentándose como defensores contra las disidencias del Estado Mayor Central, sin declarar la guerra a otros grupos insurgentes. Esta situación ha suscitado dudas sobre las verdaderas intenciones de las AUN, especialmente tras observarse una colaboración sospechosa con los Comuneros del Sur.
Un informe de inteligencia militar reciente revela un acuerdo entre las AUN, los Comuneros del Sur y la Segunda Marquetalia para enfrentar al Estado Mayor Central. Además, varios nuevos líderes de las AUN son identificados como antiguos jefes guerrilleros de la región.
Las negociaciones de paz entre los Comuneros del Sur y el Gobierno han sido afectadas, con la cancelación de una reunión programada debido a problemas de seguridad señalados por los representantes de los Comuneros. Pese a los esfuerzos del Gobierno para implementar un cese al fuego multilateral, este no se ha concretado.
Este panorama recuerda a los habitantes de Nariño la llegada de 400 paramilitares en la década de 2000, quienes intentaban controlar las rutas del narcotráfico. El ciclo de violencia de aquellos tiempos ha renovado el temor entre la población de enfrentarse nuevamente a un conflicto armado prolongado. Nariño ha sido históricamente una zona estratégica para el control de rutas de narcotráfico, lo que ha atraído a distintos grupos armados en diferentes periodos, exacerbando los conflictos y la violencia en la región.