La invasión de Ucrania por parte de Rusia en febrero de 2022 ha tenido consecuencias devastadoras para la población civil, incluyendo a los niños. Según un artículo de DW, se estima que aproximadamente 19,500 niños han sido deportados ilegalmente a Rusia y a territorios ocupados por Rusia en Ucrania. Esta cifra incluye tanto a niños que fueron trasladados sin sus padres como aquellos que acompañaron a sus familias debido a la invasión. Esta práctica ha sido condenada a nivel internacional por organismos de derechos humanos.
El artículo revela que alrededor de 400 de estos niños han sido adoptados por familias rusas. Las profesiones de los padres adoptivos varían, pero se ha documentado que muchos son maestros, militares, excombatientes de las guerras chechenas, y representantes religiosos. Un caso notorio es el del político ruso Sergey Mironov, quien junto a su esposa adoptó a una niña ucraniana. Este tipo de adopciones han generado inquietud acerca de las prácticas de identidad y culturalización que se están llevando a cabo con estos menores.
Los niños deportados a menudo son reubicados en familias rusas y se les anima a olvidar su pasado ucraniano y adoptar una nueva identidad rusa. Esta reubicación forzada y el intento de cambiar la identidad cultural de los menores han sido denunciados como violaciones a sus derechos fundamentales, incluyendo la libertad de movimiento y el derecho de hablar su lengua materna. Diversos organismos han señalado que estas acciones no solo infringen tratados internacionales, sino que también constituyen un trauma adicional para los niños ya afectados por el conflicto armado.
A pesar de las dificultades, se ha logrado el retorno de aproximadamente 400 niños a territorio ucraniano. Las autoridades ucranianas sostienen que las familias de los niños deben tener la potestad de decidir si los menores deben regresar a Ucrania o no. En los casos en que los niños no tienen familia conocida, la decisión debe ser tomada por las autoridades correspondientes en Ucrania. Esta posición subraya la importancia de restaurar y respetar los derechos de estos menores que han sido desarraigados.