Investigadores japoneses, en colaboración con la empresa NTT, lograron por primera vez a nivel mundial que un dron guiara e indujera con éxito rayos naturales durante una tormenta. El ensayo tuvo lugar el 13 de diciembre de 2024 en las montañas de Hamada (prefectura de Shimane, Japón), a 900 metros de altitud.

El dron experimental, desarrollado para funcionar como pararrayos aéreo, incorpora una jaula de Faraday metálica que redirige la corriente eléctrica tras el impacto y protege su funcionamiento. Dispone de antenas en forma de espiga en su parte superior para aumentar la probabilidad de atraer un rayo de forma controlada. La aeronave opera conectada a tierra a través de un cable conductor de más de 300 metros de longitud, con un interruptor de alta tensión en el extremo inferior.

Durante el experimento, los científicos emplearon un sensor “field mill” para monitorear el campo eléctrico del suelo y determinar el momento más propicio para elevar el dron a 300 metros. Cuando el campo eléctrico alcanzó niveles indicativos de riesgo de rayo, se activó el interruptor para conectar el aparato con la tierra. Esto generó una diferencia de potencial de más de 2,000 voltios entre el cable y el suelo, lo que desencadenó fluctuaciones adicionales en el campo eléctrico y culminó en el impacto directo de un rayo sobre la aeronave.

El golpe del rayo fundió parcialmente la jaula de Faraday, sin comprometer la estabilidad del dron ni su vuelo. Se observaron destellos azulados y estallidos eléctricos en el cable de anclaje al momento de la descarga. El experimento ha sido catalogado como el primero en su tipo a nivel internacional en lograr inducir y guiar rayos naturales mediante un dron y el monitoreo del campo eléctrico.
A nivel global, se registran unos 1,400 millones de rayos anualmente, lo que representa cerca de 383.6 teravatios-hora de energía, aproximadamente el 1.5% del consumo eléctrico mundial de 2023. En Japón, los daños económicos ocasionados por rayos oscilan entre 700 y 1,500 millones de dólares al año.
Tras este logro, NTT continuará investigando sistemas para almacenar la energía de los rayos inducidos, con el fin de convertirla en una fuente limpia y aprovechar su potencial a gran escala en favor de la protección de infraestructuras y comunidades frente a eventos eléctricos extremos.