El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, asumió el 10 de enero de 2025 su tercer mandato consecutivo de seis años, en una toma de posesión marcada por la controversia y rechazo internacional. El contexto electoral del país ha sido fuertemente cuestionado, especialmente tras las elecciones de julio de 2024, en las cuales Maduro fue declarado ganador con el 51% de los votos. La comunidad internacional, incluyendo Estados Unidos, la Unión Europea y varios países latinoamericanos, rechazó estos comicios por considerarlos fraudulentos, en tanto que el candidato opositor, Edmundo González, reconocido como presidente electo por varios de estos países, permanece en el exilio.
En respuesta a la reelección de Maduro, Estados Unidos incrementó la recompensa por información que conduzca a su captura de US$ 15 millones a US$ 25 millones, vinculada a cargos de narco-terrorismo desde 2020. Adicionalmente, la administración Biden impuso nuevas sanciones financieras contra ocho funcionarios del gobierno de Maduro.
La Unión Europea y el Reino Unido no se quedaron atrás, anunciando sanciones para 15 funcionarios venezolanos bajo la acusación de violaciones a los derechos humanos y socavar la democracia. Estas medidas se suman a un entorno de aislamiento creciente para el gobierno de Maduro.
Dentro de Venezuela, el ambiente también es tenso. Manifestaciones masivas en rechazo a la reelección de Maduro han resultado en miles de arrestos. Durante la ceremonia de inauguración, a pesar de las promesas de un "período de paz, prosperidad, igualdad y nueva democracia" por parte de Maduro, la disidencia se hizo sentir. La opositora María Corina Machado, líder de recientes protestas, fue detenida por un breve periodo previa a su discurso.
Un informe de la ONU ha reportado el arresto de al menos 16 activistas políticos y líderes de derechos humanos en los días previos a la posesión de Maduro. El Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, ha urgido la liberación inmediata de todos los detenidos arbitrariamente desde las elecciones.
A pesar de la presión y sanciones internacionales, Maduro continúa recibiendo el apoyo de potencias como Irán, China y Rusia, a pesar del creciente aislamiento global de su gobierno.
La situación económica del país es otro punto crítico. La administración de Maduro enfrenta fuertes acusaciones de corrupción y mala gestión económica, lo cual ha generado una migración masiva de casi ocho millones de venezolanos en la última década, con muchos de ellos buscando asilo en Colombia y Estados Unidos. Este panorama subraya la crisis multifacética que enfrenta Venezuela, marcada por la resistencia de la oposición interna y la presión internacional.»