La obesidad, considerada una enfermedad crónica debido a su relación con diversas comorbilidades como enfermedades cardiovasculares, diabetes, osteoartritis, apnea del sueño y ciertos tipos de cáncer, es resultado de un desequilibrio energético entre la ingesta y el gasto energético. Esta condición multifactorial está influida por factores genéticos, epigenéticos, estilo de vida, hábitos alimentarios y situación socioeconómica.
Un estudio reciente, publicado el 23 de diciembre de 2024 en El País y realizado por Ignacio Morgado Bernal, ha descubierto que el cerebro regula la absorción intestinal de grasas a través del nervio vago, que conecta el sistema nervioso central con el sistema digestivo. La investigación, llevada a cabo en ratones, mostró que la inactivación química del núcleo motor dorsal del nervio vago provocó una reducción en la absorción intestinal de grasas y una consecuente pérdida de peso corporal. Contrariamente, la activación de este núcleo aumentó la absorción de grasas y el peso corporal. Además, la inactivación de neuronas específicas en el yeyuno acortó la longitud de las microvellosidades intestinales, disminuyendo así la superficie disponible para la absorción de grasas.
Complementando estos hallazgos, otro estudio publicado el 2 de diciembre de 2024 en el Journal of Hepatology por Lyu, Q., Xue, W., Liu, R., et al., pone de relieve la creciente incidencia de enfermedades metabólicas como la obesidad, la diabetes y la enfermedad del hígado graso, influenciada en gran medida por el consumo global incrementado de alimentos ricos en grasas y calorías. Este estudio evidenció que la inactivación de las neuronas PHOX2B en el núcleo motor dorsal del vago en ratones redujo el aumento de peso corporal y los niveles de triglicéridos plasmáticos, además de aumentar la excreción de grasa fecal y disminuir la absorción de grasa en el yeyuno bajo una dieta alta en grasas. Por otro lado, la activación química de estas neuronas resultó en un aumento del peso corporal, reducción en la excreción de grasa en heces y aumento en la absorción de grasa en el yeyuno.
Ambos estudios destacan la puerarina, una sustancia usada tradicionalmente para tratar enfermedades vasculares, que muestra capacidad para disminuir la absorción de grasas al inhibir neuronas del núcleo motor dorsal del vago. La puerarina promueve la excreción de grasas fecales y la pérdida de peso sin modificar la ingesta de alimentos, siendo el GABRA1 un objetivo molecular significativo de este compuesto. La eliminación de GABRA1 en ratones mitiga los efectos inhibitorios típicos de la puerarina.
Asimismo, la inactivación de neuronas del núcleo motor dorsal del vago resultó en una reducción de la longitud de las microvellosidades en el yeyuno, asociado a una menor expresión de genes relacionados con la estructura de estas microvellosidades.
Estos descubrimientos arrojan nueva luz sobre el papel del eje cerebro-intestino en la regulación de la absorción de grasas y subrayan su potencial como objetivo terapéutico para el manejo de la obesidad y las enfermedades metabólicas del hígado.